La isla de Okinawa es una de las cinco zonas azules repartidas por todo el planeta, un lugar donde hay una población japonesa que tiene una esperanza de vida mayor que el promedio mundial, un logro que se explica en gran medida por su cocina tradicional o washoku, basada en el consumo en pequeñas cantidades de pescado fresco y alimentos de temporada.
Esa dieta es la clave de que sus comensales disfruten de una gran longevidad y de una salud de hierro y, entre otros muchos beneficios para la salud, este arte culinario tiene un potente efecto antinflamatorio y es muy eficaz para perder peso, según explicó Masaharu Morimoto, reconocido chef japonés, quien además dijo: “Nuestra cocina es como una forma de arte. Nuestro objetivo es crear armonía y equilibrio en cada plato a la vez que honramos nuestras tradiciones y abrazamos la innovación”.
Washoku no solo se refiere a la cocina japonesa tanto tradicional como moderna, sino a la amplia cultura gastronómica de Japón. El término está compuesto por los caracteres wa, que significa armonía y shoku que significa comida. El concepto incluye la noción de balance, una idea que juega un papel importante en términos de nutrición relacionado con la manera en que la comida se prepara, se presenta y se disfruta.
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Mientras que en un principio washoku se refiere a la comida tradicional japonesa con arroz, sopa miso, pepinillos y guarnición, en el contexto de la cultura gastronómica el término se utiliza tanto para comidas especiales para eventos como para los protocolos de preparación, de servicio y en la mesa.
Los beneficios de la dieta sin alimentos procesados ni abuso de azúcares
Por lo general, las comidas japonesas se componen de un plato principal de pescados, mariscos o tofu, mientras que a algunos se les puede añadir carne o huevo en pequeñas cantidades. Algunos ejemplos son una sopa con algas, mariscos o tofu con verduras en un caldo de soja fermentado y una guarnición a base de verduras crudas, al vapor, cocidas o a la parrilla, los cuales podrían ir acompañado de un plato de arroz al vapor o ramen. Los beneficios de este tipo de dieta son:
- Cuida el cerebro y el corazón. La dieta tradicional japonesa, tal y como demostró la Universidad de Tohoku tiene un alto contenido en vitaminas A, C y E y minerales como el calcio, el potasio, el magnesio y el hierro. También es muy rica en pescados y algas que aportan al organismo ácidos grasos omega-3 que, revela la Universidad de Southampton, tienen un efecto muy positivo sobre la salud cerebral, ocular y cardiovascular. Tal es así que, según investigadores del Centro Nacional para la Medicina y la Salud Global en Toyama, su seguimiento reduce, y mucho, el riesgo de muerte prematura por un ACV o una enfermedad del corazón.
- Ayuda a bajar de peso. Además de presentar un bajo contenido en grasas y azúcares añadidos, el washoku es rico en verduras. O lo que es lo mismo, en fibra, por lo que comparado frente a otros regímenes alimenticios se asocia a una mayor sensación de saciedad y, por ende, a un menor apetito. El resultado es que, como constata la Universidad de Minnesota, resulta muy útil para amigarse con la balanza. Sin que aparezca el temido efecto rebote.
- No se ingieren más calorías de las necesarias. Esto contribuye al mantenimiento de un peso adecuado, según indica Rocío del Pozo, dietista-nutricionista en el Consultorio Médico Los Ángeles de Madrid, quien añadió: “Que la comida no se concentre en un único plato, pues al alternar entre varios y pequeños, platos, se reduce la cantidad total de alimentos ingeridos en cada comida”. Los japoneses se rigen por un precepto, el hara hachi bu, que puede traducirse como ocho partes del vientre y por el que concluyen sus comidas una vez se sienten un 80% saciados.
- Reduce el riesgo de inflamación. Pero no se trata únicamente de lo que se come, también de lo que se bebe. Y para acompañar sus platos y facilitar su deglución, los japoneses optan por el té verde. Sobre todo, por el té matcha, una importante fuente de antioxidantes, muy especialmente de polifenoles que reducen el estrés oxidativo y el riesgo de inflamación.