Según informó el palacio de Buckingham, el rey Carlos III de Gran Bretaña será intervenido por un agrandamiento de próstata. En un escueto comunicado, señalan que se trata de un procedimiento “común para miles de hombres cada año”. Matizan que la condición de Carlos III “es benigna y acudirá al hospital la próxima semana para someterse a un procedimiento correctivo”.
En el comunicado oficial, también se comenta: “Los compromisos públicos del rey, que tiene 75 años, se pospondrán durante un breve periodo de recuperación”.
Leé también: Cualés son las señales de un suelo pélvico debilitado y cómo tratarlo
De acuerdo a medios británicos, el rey Carlos III decidió hacer público su diagnóstico para concientizar a otros hombres que puedan sufrir esta enfermedad y animarlos a que vayan al médico si presentan algún síntoma, siguiendo las recomendaciones médicas.
Qué es la hiperplasia prostática benigna
“El nombre científico del agrandamiento de próstata es Hiperplasia Prostática Benigna. Es un crecimiento de la próstata que no tiene ninguna significancia fisiológica. La próstata crece después de los 40 años sin cumplir ninguna función diferente, entonces en algunos casos ocurren síntomas obstructivos e irritativos que definen la hiperplasia”, explica el urólogo Martin Lerner (M.N. 99.513).
Las primeras señales de este crecimiento de la próstata son problemas al orinar, urgencia frecuente de orina, especialmente durante la noche, chorro débil de orina o incluso incontinencia. Generalmente, son los síntomas que motivan al paciente a consultar de forma voluntaria al médico especialista.
Las complicaciones severas pueden ocurrir si la vejiga no se vacía por completo. La orina que permanece en la vejiga puede producir el crecimiento bacteriano, que puede causar infecciones en el tracto urinario. Además, los cálculos urinarios se pueden formar en el revestimiento de la vejiga debido a una acumulación de restos y productos químicos.
“Es una condición frecuente del hombre, la desarrolla el 90 por ciento, pero solo el 45 por ciento presenta síntomas”, detalla. El tratamiento puede ser médico o cuando no resulta, se procede a un tratamiento quirúrgico mínimamente invasivo.
La cirugía tiene como objetivo eliminar esa obstrucción que impide la salida de la orina de la vejiga. Hay diferentes procedimientos, aunque los más comunes son la resección transuretral de la próstata y, en casos de próstatas más agrandadas, una cirugía abdominal conocida como adenomectomia para eliminar el tejido dañado. Igualmente se está utilizando cada vez más el láser de Holmio, que permite extraer el tejido crecido de la próstata intacto en su totalidad de manera mínimamente invasiva. Hay otras técnicas, algunas en fase de desarrollo.
