“-¿Estaban tan aburridos que quisieron tener un hijo?, Juno
-No. Fue planeado. Digo, el sexo, no quedar embarazada”.
Diálogo de dos adolescentes en la película “La joven vida de Juno”.
El embarazo en la adolescencia, la maternidad y paternidad temprana promueven efectos en el potencial desarrollo. Su salud, su educación, futuro laboral y de desarrollo, su integridad física se ven seriamente comprometidos, configurando uno de los mayores desafíos en las políticas de salud, sociales y económicas para los países.
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Embarazo no deseado, no planeado, no intencional, son los términos con los que actualmente se habla de embarazo en la adolescencia. Se comprende entonces que en su mayoría no es un acontecimiento esperado y bien recibido. Tiene la potencia de una experiencia que irrumpe y rompe con todo lo anterior en el desarrollo del adolescente y, cuando supera las posibilidades de elaboración psíquica y social, adquiere una dimensión traumática o de catástrofe. De allí deriva la importancia de la prevención, y del acompañamiento del adolescente frente al embarazo. Sin dudas es una situación compleja e involucra múltiples dimensiones tanto en su tratamiento del tema como en su abordaje.
¿Es un problema psicopatológico o una nueva modalidad de conflicto de la etapa?
En el siglo XIX y principios del XX, el embarazo en jóvenes de 15 años era considerado aceptable e incluso lo esperable social y culturalmente para la edad. En la actualidad, ya no se lo considera de esa manera. Sin embargo, en el Plan Nacional de Prevención del embarazo no intencional en la adolescencia (Ministerio de Educación, Salud y Desarrollo Social de la Nación, 2017) se informa un aumento significativo de embarazos en adolescentes menores de 15 años, y considera qué cuánto menor es la edad de la adolescente mayor es la incidencia de condicionamientos traumáticos en el embarazo: relaciones no consentidas, marcada diferencia de edad con el varón gestante, dificultad en el acceso a la información de salud sexual y reproductiva y desconocimiento en el uso de métodos anticonceptivos.
En la significación singular del embarazo y su re significación en esta etapa en particular, interviene además el ámbito sociocultural en el cual ocurre ya que, no se trata de un hecho solamente individual puesto que el escenario y los actores principales asociados al adolescente se encuentran en un entramado social.
Desde lo individual, existe una tendencia prejuiciosa y estigmatizante al respecto de la conducta sexual del adolescente en la causa del embarazo. Desde lo social, también se contempla la precariedad socioeconómica y de acceso a la educación sexual en una relación causal con el embarazo adolescente. Así como el camino de la adolescencia no es lineal y continúo, sería erróneo suponer una causalidad lineal del embarazo en la adolescencia.
La construcción de la identidad del adolescente es un proceso en extremo complejo, en el cual intervienen múltiples factores internos y externos. Esta construcción delimitará las formas de vivir, amar y sufrir, y también de ejercer la sexualidad. Influyen modelos familiares y características de cada población en el marco de una época y cultura particular. Los mandatos, y actualmente los medios y la tecnología, tienen una fuerte impronta sobre la subjetividad y, particularmente, sobre la sexualidad en la adolescencia.
¿Cuáles son los efectos del embarazo en la constitución subjetiva del adolescente?
Para algunos implica una detención e interrupción de la adolescencia, una pérdida de la etapa y un ingreso precipitado a prácticas y responsabilidades que son representativas del mundo adulto, incluida la decisión de abortar. Para otros, puede constituir un refuerzo positivo a su identidad: “ser alguien, madre/padre” o un valor: “tener algo, un hijo”. En algunas adolescentes es frecuente escuchar que “al ser madre se las visibiliza”.
Sin dudas, por su valoración tanto positiva como negativa, el embarazo en la adolescencia marca un cambio de sentido en lo que se considera como esperable para esa edad. Cambian las relaciones con los amigos y la familia, las salidas y la concepción del tiempo y del tiempo libre, la percepción de la propia imagen, las representaciones acerca del futuro y los ideales. Cambia la escolaridad, siendo muy frecuente el abandono del colegio con el potencial peligro de quedar excluidos de una parte importante del acceso al conocimiento y al desarrollo psicosocial. Si además, la construcción de la subjetivad adolescente queda privada de espacios que puedan alojar y contener la propia valoración de las representaciones, ideas, creencias condicionantes conscientes y no conscientes del embarazo, es probable que la valoración negativa del embarazo ocupe el objeto principal de discursos moralizadores y prácticas destinadas únicamente a revertir la situación y no acompañar al adolescente.
Es cierto que generalmente los adolescentes “saben” sobre sexualidad y salud sexual y reproductiva, pero ello no deriva en un efecto inmediato de responsabilidad subjetiva. Es necesario que cuenten con la información adecuada y tengan facilitado el acceso a ella en un ambiente de cuidados, de acompañamiento y confianza que permita el reconocimiento de los afectos y emociones involucradas en la experiencia personal de las relaciones humanas. Construir subjetividad y construir responsabilidad sobre los propios actos siempre es construir con otros. Implica el cuidado y respeto por sí mismo y los otros.
Tener en cuenta todas las perspectivas involucradas en el embarazo en la adolescencia y, principalmente, la de los propios adolescentes, implica abordar de modo integral un tema de alta ocurrencia, y al mismo tiempo diseñar para cada adolescente en particular una estrategia para su acompañamiento singular.
(*) Lic. Verónica Damonte (M.N. 33.134), especialista en Psicoanálisis. IUSAM-APdeBA. IPA