La salud de los niños incluye el bienestar físico, mental y social y la mayoría de los padres conoce los aspectos básicos para que sus hijos se mantengan sanos: les dan alimentos saludables, se aseguran de que duerman y se ejerciten lo suficiente y garantizan su seguridad. A veces, esto puede no ocurrir y surgir en escena el Síndrome de Munchausen por Poder, pero ¿De qué se trata?
“El Síndrome de Munchausen por Poder (SMPP) constituye una forma de maltrato Infantil de alto riesgo, de difícil diagnóstico que, a menudo, pasa desapercibido durante semanas, meses e incluso años”, explicó la doctora Margarita Marchán (M.N. 65.009), especialista en pediatría, medicina legal y perito de oficio del Poder Judicial de la Nación.
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Además, la especialista indicó: “Cuando estamos frente a padres que están distorsionando su percepción en cuanto a la salud de su hijo, nos debiera alertar y pensar que podríamos estar frente a un posible Síndrome de Munchausen por Poder. Es una de las formas más sutiles y enigmáticas de maltrato infantil, en donde una madre en aparente posición de preocupación y ocupación devota, provoca o simula repetitivamente la enfermedad en su hijo, manipulando a los médicos tratantes, hasta convertirlos en protagonistas involuntarios de maltrato, a través del abuso de técnicas médicas invasivas”.
El Síndrome de Munchausen puede desencadenar complicaciones graves
“Generalmente la madre simula la existencia de enfermedades o provoca síntomas o signos en el niño con el objeto de buscar asistencia médica e induce a los médicos tratantes a realizar maniobras diagnósticas o terapéuticas costosas y de alto riesgo para el menor”, expresó Marchán. Y añadió: “Se estima que existe una incidencia anual entre 0.5-2.0/100.000 niños menores de 16 años, según los escasos estudios publicados, debido a que el problema está subdiagnosticado y suele pasar desapercibido ante su desconocimiento”.
“Los datos aportados hacen referencia a niños menores de cuatro años de edad, sin predilección de sexo, con un tiempo transcurrido desde el comienzo de la sintomatología hasta el diagnóstico, generalmente largo, con un promedio de 21,8 meses desde el comienzo del cuadro hasta el diagnóstico correcto”, señaló Marchán.
Además, comentó: “En un 25%, se conocían hermanos muertos y en un 61,3% la existencia de enfermedades similares en los hijos fallecidos. Con respecto al pronóstico un 7,3% sufrieron lesiones a largo plazo o secuelas permanentes, con un 6% de fallecimientos. La madre fue causante del 86,5% de los casos”. También agregó: “En lo referente a la actitud de las madres, se las nota muy preocupadas por la salud de su hijo, son amables, cariñosas, cuidadosas, muy atentas tanto con la situación clínica del niño, como con el personal sanitario”.
La especialista describió cuatro tipos de madres que ejercen este tipo de maltrato
- Maltrato como búsqueda de ayuda: son madres que buscan atención médica para sus hijos, en orden de comunicar sus propias ansiedades, cansancio, depresión o inhabilidad para hacerse cargo de su hijo. En muchos casos, coinciden con un contexto de conflicto familiar, violencia doméstica, desavenencias en la pareja, hijos no buscados. En general, estas madres aceptan ayuda psicoterapéutica.
- Las médico-adictas: estas madres perpetradoras están obsesionadas en obtener tratamiento médico para enfermedades inexistentes en sus hijos. Se dedican a detallar síntomas e historias médicas falsas sobre sus hijos. Piensan que sus hijos están efectivamente enfermos, se niegan a aceptar la evidencia médica que dice lo contrario y realizan sus propios tratamientos hacia sus hijos. Suelen mostrarse perspicaces hacia el accionar médico, antagonistas y paranoides. Tienden a ser también desconfiadas y violentas.
- Inductoras activas: estas madres perpetradoras inducen la enfermedad a través de métodos dramáticos. Se muestran ansiosas o deprimidas empleando grados extremos de renegación, disociación afectiva, y proyección paranoide. Adquieren una ganancia secundaria importante, a través de ejercer una relación de control sobre el cuerpo médico tratante, a la vez que obtienen el reconocimiento por parte de estos, de ser devotas cuidadoras de sus hijos.
- Asesinas: incluyen a las de tipo inductoras activas, con predominio de crueldad y ausencia de culpa, con prevalencia de un deseo de muerte sobre el niño que es vivido como ajeno y merecedor del daño. Pueden llegar a procurar la muerte en el niño.
Características que orientan al diagnóstico del Síndrome de Munchausen
Marchán detalló algunas características que orientan al diagnóstico:
- Los síntomas y el patrón de la enfermedad son muy raros y fisiológicamente atípicos.
- Los menores presentan enfermedades extrañas o inexplicables, con síntomas asociados temporalmente a la presencia materna.
- Las hospitalizaciones y las investigaciones reiteradas no logran llegar a un diagnóstico.
- La vitalidad del paciente es incompatible con los datos del laboratorio.
- Madre perpetradora excesivamente atenta que no quiere alejarse de su hijo. Es la única testigo del comienzo de los signos y los síntomas.
- La reacción de la madre frente a la enfermedad es desmedida y no se corresponde con la realidad.
- Los signos y los síntomas desaparecen cuando la madre está ausente.
- Los exámenes complementarios no aclaran el diagnóstico.
Los síntomas denunciados por las madres perpetradoras en este síndrome son:
- Digestivos (dolor, vómitos, diarrea, sangrados), 47%.
- Neurológicos (convulsiones, trastornos del sensorio), 27%.
- Respiratorios (broncoespasmos, apneas), 15%.
- Genitourinarios (dolor, sangrados, infecciones), 5%.
- Misceláneas (intoxicaciones, metabólicas, endocrinas), 6%.
En tanto, la especialista dijo: “El perpetrador recurre a diferentes métodos para lograr su finalidad, por ejemplo, añadir sangre a la orina o heces del niño, privar de alimento al niño para que parezca que no puede aumentar de peso, calentar los termómetros para que parezca que tiene fiebre, inventar resultados de pruebas de laboratorio, darle fármacos al niño para provocar vómito o diarrea, administrarle sal en las mamaderas para provocarle convulsiones, darles alimentos que no deben consumir por presentar intolerancia o administrarles tóxicos en dosis pequeñas junto con las comidas”.
Los riesgos para el niño y el diagnóstico
“Para el niño, los riesgos y consecuencias son enormes: morbilidad física a corto y largo plazo, ausencia escolar, aislamiento social, tratamientos displacenteros y trastornos psíquicos, irritabilidad, dificultad para vincularse con sus pares, dificultades para el aprendizaje y en niños mayores síntomas conversivos o participación en el engaño”, aseveró Marchán.
Además, añadió que los integrantes del equipo profesional -como también las instituciones educativas o judiciales- pueden oscilar frente a estas situaciones entre la incredulidad y el rechazo, en particular quienes tienen su primer contacto con estos pacientes.
La especialista dijo que el diagnóstico contempla los aspectos médicos, psicológicos, psiquiátricos, sociales y legales. El manejo terapéutico básico ante la sospecha de este síndrome es asegurar en todo momento la protección y bienestar tanto del niño sospechoso de ser víctima de un SMPP, como la de sus hermanos.
Medidas a tomar en el caso del Síndrome de Munchausen
“Una vez diagnosticado, el SMPP se debiera realizar la comunicación inmediata al organismo legal competente de minoridad, ya que resulta prioritario establecer medidas de protección para asegurar el bienestar del menor que, generalmente, requerirá la separación de la figura maltratadora”, explicó la doctora.
“Lo que debemos tener muy claro frente a éste síndrome es que en realidad se trata de maltrato infantil y lo primordial es poner el menor a resguardo para que no siga recibiendo el maltrato por parte de su cuidador”, dijo y añadió que es imprescindible reparar y evitar la reiteración de los episodios. El monitoreo y seguimiento de esta patología es esencial para evitar el desenlace fatal que algunos pacientes registran.