Entre la vida y la muerte. Así puede definirse el caso de Ivana Moreno, una estudiante de Seguridad e Higiene de 27 años, que acaba de volver a nacer gracias al desempeño y rapidez de acción de todo un equipo médico del Hospital El Cruce, que realizó de urgencia una cirugía pionera en la Argentina, logrando con éxito tratar una ruptura de un aneurisma, un cuadro muy complicado que implica una mortalidad del 90% en las primeras horas de producida y del 100% en menos de 48 horas.
La joven, que desde los 12 años es portadora de un raro síndrome genético, denominado Loeys Dietz (una alteración de un gen mutado del tejido conectivo que produce debilidad en todos los del cuerpo y, en particular, en la arteria aorta que sufre dilataciones en todo su recorrido), comenzó a sentirse mal.
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Según contó, estaba en su casa de Tres Arroyos (provincia de Buenos Aires) cuando empezó a sentir un dolor muy fuerte en la cintura. Se puso calor en la zona, pero el intenso malestar no cedía. Fue a una guardia de un hospital de la zona, le hicieron una ecografía y sucedió algo inesperado: le avisaron que debía viajar de urgencia porque padecía una grave dilatación aórtica que involucraba el tórax y el abdomen, es decir, un aneurisma toracabdominal.
Acompañada por sus padres y su hermana, Ivana accedió a las determinaciones médicas. Fue trasladada de urgencia en avión sanitario desde su ciudad al Hospital El Cruce, en Florencio Varela, donde la esperaba todo un equipo médico.
Al ingresar al hospital, se le realizó una nueva tomografía de tórax y abdomen, un ecocardiograma, se le pasó sangre y se controló la frecuencia cardíaca con una medicación endovenosa, mientras se la preparaba para entrar a quirófano.
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El camino a una operación inédita en la Argentina
Marcelo Nahin (M.N 84.982 y M.P 81.426), jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular del HEC, explicó: “La joven llegó con una dilatación aneurismática rota de casi nueve centímetros de diámetro y muy extensa en longitud, ya que involucraba toda la aorta abdominal, cuyo nombre científico es aneurisma toracoabdominal tipo IV”.
Luego, Ivana ingresó al quirófano para una cirugía inédita en la Argentina, que le terminó salvando la vida. La evidencia científica confirma que se registran solo 5 casos como el suyo en Brasil, donde solo dos pacientes sobrevivieron.
El equipo quirúrgico fue encabezado por Nahin, quien precisó: “Para poder resolver la difícil situación que nos planteó el caso tuvimos que hacer una cirugía excepcional que se realiza en pocas ocasiones. Supuso un reto muy importante para cirujanos, anestesistas, técnicos, enfermeros y médicos de la recuperación cardiovascular que la cuidaron en el postoperatorio. También fue fundamental el uso de una máquina especial, manejada por un técnico especialista en hemoterapia, denominada ‘recuperador sanguíneo’, que nos permitió aspirar sangre y reinfundir inmediatamente los glóbulos rojos”.
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Además, especificó: “El desafío de esta cirugía era que de la cara anterior de la aorta abdominal nacen todas las ramas viscerales y de sus caras laterales, las arterias renales. Todas estas ramas se tienen que reimplantar en la prótesis tubular que va a reemplazar la aorta rota. El nombre técnico de la cirugía es reemplazo total de la aorta abdominal con reimplante de ramas viscerales. La alta complejidad de esta cirugía se multiplica al infinito al realizarla con la aorta estallada”. Y añadió: “No encontramos bibliografía nacional que indique que esta cirugía se haya realizado en un paciente con la aorta rota”.
Ivana volvió a nacer
El equipo quirúrgico estuvo integrado por los cirujanos Marcelo Nahin, Eduardo Molinari y José Palizas; el anestesiólogo Daniel Hermoso; las instrumentadoras Karina Morando y Néstor Toloza y el técnico de hemoterapia Luis Pintini. Y la recuperación cardiovascular de la paciente estuvo a cargo de Sandra Defelitto, Patricia Etcheverry y Natalia Riga.
La cirugía de Ivana duró más de seis horas. Su madre Carina, con lágrimas en los ojos, expresó: “Los médicos me explicaron la gravedad de lo que le estaba pasando a mi hija, pero siempre tuve fe en Dios y en el equipo del hospital, al cual le agradezco haberme devuelto a mi hija”.
Hoy Ivana se va de alta. Volvió a nacer. Está regresando en auto a Tres Arroyos, sumamente agradecida con todo el personal sanitario y el equipo médico, así como con amigos y familiares, quienes la acompañaron y le brindaron muchos mensajes de contención y cariño mediante las redes sociales.