Ante la baja de contagios y muertes por covid, dos países vecinos dieron por finalizada la emergencia sanitaria por SARS-CoV-2. Brasil y Paraguay eliminaron la obligatoriedad del uso de barbijos, aunque no todas sus poblaciones se encuentran totalmente vacunadas.
Guillermo Sequera, portavoz del gobierno paraguayo, informó que la decisión se sustenta “en la mejorada situación epidemiológica que experimenta el país desde hace once semanas, con la disminución en la cantidad de (casos) positivos, personas fallecidas e internadas en terapia intensiva por la enfermedad”. No obstante, recomendó el uso del barbijo en lugares cerrados, transportes públicos, colegios y hospitales.
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Por su parte, el ministro de Salud de Brasil, Marcelo Queiroga, anunció: “Gracias a la mejora del escenario epidemiológico, la amplia cobertura de vacunación de la población y la capacidad de asistencia del sistema público de salud, tenemos condiciones para anunciar el fin de la emergencia de salud pública”. Pero advirtió: “Esta medida, sin embargo, no significa el fin del COVID-19. Seguiremos conviviendo con el virus”.
¿Llega el fin de la pandemia o tendremos que convivir con el virus?
Es cierto que la inmunidad natural de aquellas personas que se infectaron con covid, sumada a las elevadas tasas de vacunación contra el virus, aceleraron a pasos agigantados un escenario positivo respecto al fin de la pandemia.
Pero ¿tendremos que seguir cuidándonos? Para los especialistas la respuesta es sí. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue claro cuando dijo que con frecuencia las personas le preguntan cuándo terminará la pandemia. “Esta es la pregunta de todos. Mi respuesta es igualmente simple: la pandemia terminará cuando el mundo decida acabar con ella. Está en nuestras manos”, aseveró.
“En la Sociedad Americana de Medicina se plantearon cuatro escenarios posibles. La erradicación sería casi improbable por la cantidad de casos que tenemos. La eliminación podría ser eventualmente alcanzada, pero depende del grado agresivo y completo de vacunación, incluyendo si se van a dar refuerzos periódicos”.
“La cohabitación es lo más probable que ocurra. Se transformará en una enfermedad endémica donde irá cayendo la gravedad o bien se agotará, pero eso implica vacunar y revacunar a lo largo del tiempo, aumentando la cobertura de las vacunas para que abarquen distintas variantes”, detalló Elena Obieta (M.N. 76.451), infectóloga del Hospital de Boulogne, San Isidro. La experta también mencionó la conflagración que es esa lucha permanente y continua del virus que sería una foto de lo que ocurre hoy.
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Cuando una enfermedad con impacto a nivel mundial se limita a una sola zona, deja de ser una pandemia y se transforma en epidemia, según la OMS. Pero si el COVID-19 mantiene sus “niveles esperados o normales”, la organización declarará la enfermedad como “endémica”, tal como explicaba Obieta.
“Creo que cohabitaremos con el virus”, confesó Pablo Scapellato (M.N. 82.738), infectólogo y jefe de Infectología del Hospital Santojanni. La lógica evolutiva de los virus viene dada por no matar al huésped, ya que este último resulta imprescindible para continuar infectando al reproducirse dentro de su organismo. “Como consecuencia, el virus seguirá cohabitando entre nosotros, pero existen factores que influyen en su trasformación”, lanzó.
Para los científicos, uno de los motivos más importantes es la negativa de un gran número de la población a vacunarse, sumada a la relajación de las personas ya vacunadas con respecto a las medidas de prevención. De ahí la importancia tanto de la vacunación como la de seguir manteniendo las medidas de protección, como el uso de barbijo y el distanciamiento social.
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Es complejo luchar contra un virus que muta rápidamente. “Eso implica que, en ocasiones, avanzamos dos pasos y retrocedemos uno”, señaló Michael Osterholm, director del Center for Infectious Disease Research and Policy (Centro de Política e Investigación de Enfermedades Infecciosas) de University of Minnesota.
“Es una reflexión jugada, pero no deja de ser razonable. Estas evoluciones del covid nos van a obligar a convivir con la enfermedad, particularmente ahora que produce cuadros menos graves. La vacunación claro que debe haber ayudado, aunque se esparce con mayor velocidad”, opinó Hugo Magonza, presidente de ACAMI (Asociación Civil de Entidades Médicas Integradas) y director de la UAS (Unión Argentina de Salud).
En tanto, Anthony Fauci, principal asesor médico para el coronavirus de la administración de Joe Biden en EE.UU., dijo que era demasiado pronto para decir si la variante Ómicron significaba el fin de la pandemia de COVID-19, pero también reconoció que la esperanza era que la propagación continua de la variante sudafricana no perturbaría a la sociedad en el mismo grado que otras mutaciones del coronavirus en los últimos dos años.
Michael Ryan, responsable de emergencias de la OMS advirtió a comienzos de este año que el hecho de que el COVID-19 deje de ser una pandemia y se convierta en endémico “no lo hace menos peligroso”. De hecho, para él puede que nunca erradiquemos el virus. “Los virus que causan pandemias suelen formar parte del ecosistema. Lo que podemos terminar es una emergencia de salud pública de interés internacional, es decir, lograr la menor tasa de incidencia posible con el máximo número de vacunas para que nadie tenga que morir. Ese será el fin de la emergencia y de la pandemia”, expresó.