Usamos el lenguaje para influir sobre otros, recordar anécdotas, debatir o sencillamente pasar el rato juntos, pero exponer nuestras ideas con claridad y eficacia puede transformarse en un desafío . Sentir que “no nos hacemos entender” es frustrante, puede generar malos entendidos y potenciales conflictos.
Aunque nos encanta ser comprendidos debemos recordar que la comunicación es un intercambio bidireccional, o sea que necesita retroalimentación, una respuesta del otro. No debemos confundir hablar mucho con ser comunicativos. Es necesario conocer al interlocutor, conectar con él e identificar el mejor momento para exponer nuestras ideas.
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Los especialistas en comunicación sugieren que ante la necesidad de plantear algo problemático hay que hacerlo siempre desde el propio sentir y no desde la acusación. Nadie puede descalificar lo que otro siente, pero seguramente se van a defender ante la crítica y dejarán de escuchar.
Las 10 reglas para mejorar nuestra comunicación
- Mantené tu comunicación simple y usá frases cortas: para eso tenés que tener claro qué querés decir, porque lo que no se comprende bien tampoco puede explicarse con simplicidad.
- Generá empatía con tu interlocutor, evitá palabras o conductas que sean ofensivas o molestas.
- Mostrate confiable: si hablás mucho, pero tus actos demuestran lo contrario tu interlocutor lo percibirá y tus palabras no tendrán efecto.
- Repetí tu mensaje: Aunque te parezca que no es necesario, la repetición es tu aliada para que se comprenda lo que querés transmitir. Además, lo que enseñes y repitas muchas veces será lo que mejor puedas explicar.
- Redefiní y buscá datos novedosos: buscá diferentes maneras de decir lo que querés transmitir, algunas personas necesitan escucharlo de manera diferente.
- Considerá tu tono y lenguaje corporal al hablar: existe un lenguaje explícito y uno tácito o analógico, el modo en que decís las cosas a veces es más importante que lo que en verdad digas.
- Humanizá tu mensaje: es más importante lo que hagas sentir a tu interlocutor que aquello que digas. Las palabras pueden olvidarse, pero no las emociones que sentimos durante la charla.
- Generá imágenes con tus ejemplos: muchas personas necesitan visualizar las ideas, todo lo que puedas utilizar como imagen para explicar tus conceptos será de gran ayuda.
- Preguntá si está quedando claro lo que estás diciendo. Chequear el canal de comunicación hace que la persona vuelva a prestar atención. Dale espacio al otro para que dé su opinión sobre lo que estás hablando.
- Recordá que el lenguaje debe ser adecuado a tu interlocutor. No le explicás algo a tus hijos con las mismas palabras que a tus compañeros de trabajo. Si no se entienden las palabras, no llega el mensaje.
En estos tiempos en los que muchos vínculos de comunicación se transforman en violentos espacios de poder, recordá que transmitir tus ideas no se trata de una lucha en la que hay que aplastar al otro por medio de argumentos o en el peor de los casos mediante el insulto y la descalificación.
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La comunicación más efectiva es la que se hace desde el respeto por el otro y actuando de la manera en que nos gustaría ser tratados. Si lo ponemos en práctica, tendremos un mundo más pacífico y constructivo.
(*) Laura Podio es licenciada en Arte y Psicóloga (M.N. 66.722).