Es verdad, estamos frustrados y la paciencia con la pandemia de COVID-19 se está agotando. Muchos respetamos al pie de la letra las mejores prácticas de salud pública durante mucho tiempo, usamos barbijos y continuamos con el distanciamiento social, y ahora nos enfrentamos a una nueva variante con alta transmisibilidad y toda esta rutina infinita se torna cansadora.
Además, el conocimiento y la opinión pública se parecen más a un barco petrolero que a una lancha rápida y no pueden girar instantáneamente las direcciones. Todo esto se complica por la incertidumbre, especialmente sobre si surgirán nuevas variantes, lo que varios expertos aseguran que puede suceder.
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“Frente a las incertidumbres, hay puntos centrales en los que las personas pueden centrarse para protegerse a sí mismas y a sus comunidades. Eso es ponerse al día con las vacunas, hacerse la prueba rápidamente si hay síntomas y utilizar barbijos en entornos de riesgo de transmisión, como lugares públicos en interiores, mientras todavía estamos experimentando olas pandémicas”; señala Albert Ko, profesor de Raj e Indra Nooyi en la Escuela de Salud Pública de Yale, de Estados Unidos.
De los errores, se aprende
El experto remarca que aunque Ómicron es menos grave, estamos presenciando una historia trágica similar de muertes evitables como la que se experimentó durante la ola de Delta. Existe un vínculo directo entre las muertes por COVID y las tasas de vacunación.
“Nunca es bueno contagiarse de nada y eso incluye esta variante. Todavía tenemos un bajo porcentaje de personas con la dosis de refuerzo y si a eso le agregamos un paciente con una enfermedad crónica, por más compensado que esté puede que el pronóstico cambie por adquirir la Ómicron”, remarca Elena Obieta (M.N. 76.451), infectóloga del Hospital de Boulogne, San Isidro. Según la experta, para pasar a la fase de endemia se debe tener una vacunación más robusta.
Lo más importante que aprendimos es que:
- La exposición a los fluidos respiratorios es el principal modo de transmisión.
- La exposición a superficies contaminadas no contribuye significativamente a la transmisión.
- El lavado de manos sigue siendo bueno, pero lo más importante, además de la vacunación, es el uso de barbijos y el distanciamiento.
Cómo convivir con la variante Ómicron de coronavirus
Si uno se va a reunir con personas no convivientes en espacios interiores, antes, después y mientras dure el encuentro, se recomienda ventilación de forma permanente y que sea cruzada: con apertura de puertas y/o ventanas opuestas o al menos en lados diferentes de la sala, para favorecer la circulación de aire y garantizar un barrido eficaz por todo el espacio.
Si se está cursando la enfermedad por Ómicron y se está en condiciones, los CDC recomiendan que sea la persona enferma la que se encargue de limpiar y desinfectar las superficies y artículos después de cada uso. Si no se está de ánimo y se tiene que encargar de la limpieza otra persona que no está contagiada, deberá colocarse un barbijo y pedir a la persona enferma que también lo haga antes de entrar a la habitación. También es muy importante abrir las puertas y ventanas que dan al exterior para aumentar la circulación de aire.
“Mi sospecha es que un gran conductor también es el comportamiento. Tenemos una mayor comprensión de los riesgos que el COVID plantea durante una ola epidémica, y ya sea consciente o inconscientemente, estamos teniendo menos reuniones y más pequeñas, viajando menos y, en general, reduciendo nuestras redes sociales y, por lo tanto, dando a Ómicron menos oportunidades de propagarse”, resume Albert Ko.