En estos últimos días de octubre, la sensación térmica marcó un nuevo récord. Libres de tantas restricciones por el covid, la gente aprovecha los días lindos para salir y hacer todo aquello que debió posponer por la pandemia. Aun así, es necesario tener en cuenta que el sol, o mejor dicho el calor, puede tener un impacto negativo en el cuerpo si no se tienen en cuenta algunas recomendaciones clave.
Las altas temperaturas pueden causar síntomas severos como el golpe de calor, causado por la incapacidad del cuerpo para regular su temperatura. La persona presenta piel seca, roja y caliente, pulso rápido y fuerte, náuseas, calambres y pérdida del conocimiento, que puede llevar -en casos extremos- al coma y la muerte.
La mayoría de los fallecimientos por olas de calor se deben al agravamiento de enfermedades infecciosas o crónicas (cardiopulmonares, renales, endocrinas y psiquiátricas). Otros síntomas incluyen: edemas en miembros inferiores, erupción en cuello por calor, calambres, dolor de cabeza, irritabilidad, letargo y debilidad. En tanto, las personas que tienen un mayor riesgo de complicaciones y muerte durante una ola de calor son los chicos, los adultos mayores, y aquellos que tienen enfermedades crónicas y que requieren medicación diaria.
Pero ¿cuánto influye la hidratación en la prevención de un posible golpe de calor? ¿Cuánto líquido es necesario consumir para no verse afectado por las altas temperaturas? Con Bienestar habló al respecto con Facundo Crescenzo (M.N. 6.796), licenciado en Nutrición, que explicó: “Lo que se recomienda como ingesta de líquido diaria es un centímetro cúbico por caloría consumida. Como generalmente se consumen 2200 calorías diarias, se sugiere beber entre dos litros y dos litros y medio de agua por día. El tema es que cuando hace mucho calor, además del requerimiento hídrico para favorecer el metabolismo, necesitamos reponer los líquidos que perdemos por la regulación de temperatura corporal”.
En ese sentido, añadió: “Con las altas temperaturas, se recomienda siempre evaluar el peso corporal: se calcula que perdemos 1 centímetro cúbico por gramo. Es la única manera de estimar el líquido diario que cada persona va a necesitar, ya que cada cuerpo es distinto”. Es por eso, sostuvo, que se recomienda que las personas eviten estar expuestas al sol en horarios críticos: “Aconsejo controlar el color de la orina (que no sea muy concentrado sino transparente) y la frecuencia (cuando se está bien hidratado, las ganas de ir al baño son más recurrentes). Se sugieren al menos dos litros de agua por día, pero no de golpe sino durante toda la jornada. Siempre es bueno tener la botellita a mano. Nunca vamos a tener un problema de sobrehidratación, ya que eso sería ingerir más de 4 litros diarios, un nivel de consumo que pueden alcanzar quienes hacen entrenamientos de alto rendimiento”, agregó.
Crescenzo sugirió que quienes realizan trabajos al rayo del sol y con mucho movimiento consuman bebidas deportivas. “Cuando esas bebidas están a temperatura ambiente se asimilan mejor que si se ingieren frías o recién sacadas de la heladera. Se absorben más rápido y mantienen la presión sanguínea sin disminuir los micronutrientes”, dijo. No obstante, el nutricionista aconseja que las personas sedentarias eviten las bebidas deportivas “ya que estarían consumiendo azúcar de más”.
Consejos de hidratación para antes, durante y después de entrenar
- Preentrenamiento: pesarse en la balanza digital y anotar el peso.
- Llevar al entrenamiento botellitas de agua de 500-600cc.
- Al terminar de entrenar, pesarse de nuevo.
- La diferencia de peso más los cc de líquido que se bebieron durante el entrenamiento es el líquido que se pierde en ese tiempo de actividad física, lo que indicará cuánta agua hay que reponer.