Luego de que se conocieran los primeros resultados de un estudio sobre células clave tras la infección por Covid-19, el líder del equipo, Gabriel Rabinovich, habló con TN.com.ar. El reconocido investigador destacó que esta “plataforma sirve para abrir un horizonte de preguntas y respuestas sobre la respuesta inmunológica ante el coronavirus”, tales como cuánto tiempo se mantiene y perdura esa memoria celular o “cada cuánto es necesario vacunar o aumentar” este comportamiento del organismo.
La respuesta inmune del cuerpo ante un virus, un patógeno o la vacuna es similar. Una vez que ingresan al organismo, se desencadena, como si se tratara de un efecto dominó, dos comportamientos: la creación de los anticuerpos y la presencia de los linfocitos T.
Mientras que los anticuerpos, generalmente, se unen a los patógenos para marcarlos para su reconocimiento y eliminación, los linfocitos T son responsables de matarlos y, además, recordar cómo eran y cómo aniquilarlos si vuelven a ingresar al organismo.
“Esta plataforma nos permite medir un segundo brazo de nuestras defensas: los linfocitos T. Cuando el virus, o la vacuna, ingresa a nuestro organismo es presentado a los linfocitos T, que son nuestro ejército central, y que se activan y proliferan como respuesta”, señaló el investigador.
Asimismo, adelantó que los primeros resultados señalan que “el 80% de los individuos que recibieron una dosis de Sinopharm, inclusive si no tienen anticuerpos, cuentan con una respuesta T específica al SARS-CoV-2″, mientras que en los que completaron el esquema con la Spuntik V, ese número se eleva a “más del 90%”.
“Conocer la memoria inmunológica y la respuesta T es crucial, porque uno está conociendo la clave de lo que podrían gatillar las vacunas o la infección en sí misma”, recalcó Rabinovich y destacó que, tras el ingreso de un patógeno, la respuesta inmune realiza una división de estas células en linfocitos T CD4 y T CD8. Mientras los primeros pueden tanto colaborar con los segundos o con los linfocitos B que producen anticuerpos, los T CD8 son los responsables de matar o eliminar las células infectadas por el virus.
“Nos propusimos un desafío muy grande y complejo, armar una plataforma que permita medir esta respuesta y estandarizar el proceso. Nosotros recibimos la sangre completa y separamos los glóbulos blancos y la capa de leucocitos que contiene a los linfocitos T, los cultivamos en presencia de fragmentos del virus y luego marcamos con fluorescente distintas moléculas. Si el linfocito T no vio al virus no debería activarse, si los vio entonces debería hacerlo. Este proceso lleva casi tres días por muestra”, explicó Rabinovich.
Pero más allá de este proceso, el primer paso era contar con pruebas de control negativo para corroborar cómo se debían comportar los linfocitos T ante el virus. Es por eso que, con el fin de optimizar la plataforma, desde el INBIRS (Instituto Nacional de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida), que se encuentra en la Facultad de Medicina de UBA, les enviaron células criopreservadas.
“Vimos que el 95% no se activaba y eso es muy bueno. Nosotros lo necesitábamos para estar seguros como científicos de que no había una reacción cruzada entre otros virus. Desde ahí empezamos a procesar muestras”, dijo el investigador del CONICET.
Cuáles son los primeros resultados
Aunque estima que los primeros resultados finales podrán conocerse en algo más de un mes, Rabinovich aseguró que decidieron brindar esta información porque es “importante para las decisiones de salud pública” y, sobre todo, porque “tranquiliza un poquito, en especial en aquellos que recibieron la primera dosis de Sinopharm”.
“A nosotros, como científicos, nos gustaría esperar hasta que termine el estudio para poder informarlo, pero también sabemos que es importante”, señaló el investigador reconocido mundialmente y, con mucho orgullo, dio los datos “a boca de urna”, como él mismo lo definió. “Analizamos un grupo de individuos vacunados con una dosis de Sinopharm y con dos dosis de Sputnik V, porque no pudimos analizar demasiadas muestras de distintas vacunas”, explicó.
En ese sentido, el además miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, resaltó: “Podemos decir, ‘a boca de urna’, que aquellos que recibieron una dosis de Sinopharm, inclusive si no tienen anticuerpos, en el 80% de los casos tienen una respuesta T específica al SARS-CoV-2 y que, como es vacuna de virus inactivado que no contiene solamente la proteína S (Spike), cuando se hace la respuesta inmunológica T se encuentran clones que reconocen otras porciones del virus, lo cual es muy interesante por la diversificación en la respuesta”.
En tanto, al referirse al desarrollo del Instituto Gamaleya, Rabinovich afirmó: “En la vacunación completa con Sputnik V (dos dosis), en más del 90% de los pacientes la respuesta levantaba en las seis variables que evaluamos”
“Ahora nos falta variar las muestras y ver Sinopharm a dos dosis. Procesamos lo que fuimos recibiendo, nos queda AstraZeneca, que queremos procesarlo pronto, y después estamos hablando para las otras vacunas. Además, nos están contactando de sociedades científicas, por ejemplo, de oncología, de hematología, para pacientes neurodegenerativos e inmunosuprimidos para ver cómo responden a las vacunas”, aseguró.
Proyecciones del estudio
Más allá de los resultados que obtuvieron los científicos hasta el momento, el equipo que lidera Rabinovich y que conforman Montana Manselle Cocco y Florencia Veigas como coordinadoras, además de Ada Blidner, Nicolás Torres, Tomás Dalotto, Alejandro Cagnoni, Pablo Hockl, Camila Bach y Marco Scheidegger, ya planifica su futuro.
Es por eso que el laboratorio del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME - CONICET) no tiene descanso desde la puesta a punto de la plataforma. “Más allá de lo fisiológico de analizar esto, que es el primer estudio, después nos quedan más. No podemos ni siquiera calcular porque se nos viene un ‘tsunami’ y cada día recibo más mails con distintos ofrecimientos”, afirmó Rabinovich.
“Nos gustaría hacer un estudio grande a lo largo de este año, con muestras a los tres, seis, nueve y 12 meses. La idea es poder ver si esa memoria inmunológica T se mantiene y perdura en el tiempo o cada cuanto es necesario vacunar o aumentar esa respuesta. Muchas veces se ve que los anticuerpos declinan, pero eso no significa que no tengan memoria inmunológica y para eso están los linfocitos T”, señaló.
Asimismo, entre las tareas buscarán abordar también se encuentra la realización de una comparación entre vacunas y plataformas, tales como Sputnik V y AstraZeneca (vectores virales), Sinopharm (virus inactivados), Moderna (ARNm) y la que se encuentra en Fase 3 en el Hospital Militar, la desarrollada por Medicago - Glaxo (vacuna “vegetal” de VLP - “virus like particle”).
“Nos gustaría ver cómo es la memoria T tanto en magnitud como en naturaleza, porque pueden tener distintos genes que se expresan o por qué algunos individuos, que han estado expuestos, no se han infectado. Este estudio cubre todo eso. Por eso, cuando lo planteamos nos dimos cuenta que podíamos ser útiles para tomar decisiones de salud pública”, aseguró Rabinovich.
Incluso, adelantó que podrían evaluar la respuesta inmune ante las nuevas variantes del coronavirus. Es más, señaló este análisis se complementa con otro que desarrollan Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigadora superior del CONICET, y Jorge Geffner, investigador superior del CONICET en el INBIRS y coordinador de la Unidad Covid-19, con lo cual se evalúan todos los aspectos del sistema inmunológico.
Capacidades post pandemia
Pese a que el coronavirus no cedió en su presencia en el mundo, la pregunta sobre el futuro post pandemia es casi ineludible, ya que los avances que se registraron, casi en tiempo récord, durante este periodo pueden ser determinantes en el futuro.
“Me encantaría extender el estudio. Hicimos un paréntesis de nuestro trabajo habitual, que era en cáncer y galectinas-1 (proteína clave en la dolencia), para poder empezar esto. Ahora todo el laboratorio está trabajando en esto. La idea es mantener la plataforma y seguir en el tiempo el estudio, y, si pudiésemos, sacarle a la gente todas las dudas”, señaló Rabinovich.
Es más, en palabras del investigador del CONICET, esta plataforma “se puede extrapolar” a otras enfermedades luego de estandarizar los pasos y los distintos equipamientos, que también están presentes en otros laboratorios del país.
“Nuestra idea es, en un futuro, hacer un workshop y poder transmitir los conocimientos para que lo puedan hacer todos los que quieran. Creo que va a poder quedar en el futuro para medir distintos patógenos o virus y nos da alegría por poder brindarle a la sociedad algo así”, concluyó.