Los infectados por coronavirus con esquizofrenia tienen más probabilidades de morir que otros enfermos. En uno de los escasos trabajos que revisan la conexión entre el COVID-19 y los trastornos mentales, encontraron que esta enfermedad es el principal factor de riesgo de mortalidad de los infectados, sólo superada por la edad.
Son muchos los estudios y encuestas que muestran cómo el COVID-19 afectó a la salud mental. Más de la mitad de los españoles ingresados por coronavirus han desarrollado problemas neurológicos. Entre los trastornos están episodios psicóticos y delirios.
En una reciente encuesta entre los que sufren de COVID-19 persistente, más de la mitad tenían depresión. Pero poco se sabe de lo que pasa en dirección en contraria: cómo los problemas mentales previos influyen en el curso de la infección.
Investigadores de la red de hospitales de la Universidad de Nueva York (EE. UU.) han realizado un estudio que empieza a llenar ese vacío. Sus resultados, recién publicados en la revista médica JAMA Psychiatry muestran que hay trastornos mentales, en particular la esquizofrenia, que aparecen asociados con una mayor mortalidad entre los coronavíricos.
// Salud mental durante la pandemia: ¿ola o tsunami?
Este trabajo analizó la evolución de 7.348 pacientes ingresados por coronavirus. Unos 500 de ellos entraron con un diagnóstico previo de algún trastorno del estado del ánimo, como la depresión o trastorno bipolar. Otros 360 sufrían ansiedad y 75 tenían diagnóstico de esquizofrenia.
Las cifras coinciden con la prevalencia de estos problemas psiquiátricos entre la población. Los autores del trabajo siguieron todos los casos durante 45 días y se detuvieron en los que acabaron muriendo.
El coronavirus se llevó al 11,8% de los enfermos (864). El porcentaje fue similar entre los afectados de ansiedad y algo mayor en el caso de la depresión. Pero entre los que sufrían de esquizofrenia se elevó hasta el 26,1%.
Dejando a un lado la edad, esa cifra convierte a este trastorno mental en el principal factor de riesgo entre los fallecimientos por coronavirus, triplicando el peso (probabilidades) de otras patologías previas reconocidas como agravantes del curso de la enfermedad, como la diabetes, los problemas cardiovasculares o la obesidad.
“Si bien encontramos un mayor riesgo de muerte asociado con los trastornos del espectro de la esquizofrenia, no lo hallamos asociado con los trastornos del estado de ánimo o de ansiedad”, dice la principal autora del estudio Katlyn Nemani.
“Hay varias posibles explicaciones potenciales para esto, pero este hallazgo sugiere que puede haber algo exclusivo en la esquizofrenia o en los medicamentos que se usan para tratarla. Los pacientes con esquizofrenia pueden ser menos capaces de montar una respuesta inmune adecuada a la infección, lo que los hace menos eficientes en la lucha contra los virus”, añade esta psiquiatra del NYU Langone Health, ligado a la universidad neoyorquina.
Este hallazgo sugiere que puede haber algo exclusivo en la esquizofrenia o en los medicamentos que se usan para tratarla.
Hay factores que rodean a la esquizofrenia que podrían elevar el riesgo de infección, como una mayor dificultad para seguir una conducta defensiva ante el virus. Entre los afectados, también hay un mayor número de problemas cardiovasculares, más tabaquismo o diabetes, lo que podría influir en el agravamiento del COVID-19. Sin embargo, los autores del estudio controlaron el resto de patologías previas y comprobaron que la influencia del trastorno mental se mantenía.
“Es un estudio que tiene que ser replicado, pero que la esquizofrenia destaque como factor de riesgo en la mortalidad es un resultado impactante”, dice el psiquiatra Guillermo Lahera, secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, que ha asesorado a las autoridades sanitarias españolas sobre el COVID-19 entre los esquizofrénicos.
“Tienden a tener más problemas de salud y su esperanza de vida es hasta 10 años menor. Pero que este trastorno mental por sí mismo predisponga a una peor evolución de la enfermedad es relevante”. Tanto, que el también profesor de la Universidad de Alcalá de Henares apunta a que habría que “considerarlos como un colectivo vulnerable, con todo lo que implica”.
Una limitación de esta investigación que debilita su validez general es cuándo y dónde se realizó. Los datos proceden de la ciudad de Nueva York y del pico de la primera ola de la pandemia. La realidad de la atención psiquiátrica, en particular de los enfermos con menos recursos, es muy diferente de la europea y más en aquellos momentos.
Aun así, sus resultados son muy similares a los de otro estudio, este realizado el pasado verano en la red de hospitales públicos de Marsella, en Francia.
En esta ocasión, la muestra era inferior, solo 15 de un total de 1.092 ingresados por coronavirus tenían esquizofrenia. Del total, murieron el 8,7% y de entre los esquizofrénicos, el 26,7%, un porcentaje casi calcado del producido en Nueva York.
Sin embargo, el catedrático de psiquiatría de la Universidad de Sevilla y director de salud mental en el Hospital Universitario Virgen del Rocío Benedicto Crespo duda de que la esquizofrenia por sí sola sea un factor de riesgo tan importante como para adelantar a otros mejor estudiados.
“Nuestros datos dicen lo contrario. Se infectan más sí, pero se ponen menos graves”, comenta en referencia a una investigación aún en marcha con casi 700 pacientes con trastornos mentales.
De hecho, lo que han observado es que, en los enfermos que se estaban medicando, el coronavirus cursa más benigno.
“La medicación con antipsicóticos podría ser clave”, apunta Crespo, científico también miembro del Centro Investigación Biomédica en Red de Salud Mental Cibersam.
Los investigadores del estudio neoyorquino quieren precisamente analizar ahora cómo los medicamentos usados para tratar la esquizofrenia afectan al coronavirus y la respuesta del sistema inmunitario a la infección.