La vacuna contra el coronavirus desarrollada en la Universidad de Oxford “desencadenó una fuerte respuesta inmune” en los voluntarios que accedieron a los primeros ensayos. A diferencia de las vacunas tradicionales que utilizan un virus debilitado, o pequeñas cantidades de él, la biotecnología aplicada en esta inmunización se basa en un grupo de virus modificado de chimpancé.
Según un nuevo análisis de la Universidad de Bristol, difundido en el Reino Unido, un equipo interdisciplinario de esa institución desarrolló un método para comprobar que la inoculación (lo que se va a “introducir”) “contiene todos los componentes correctos, lo que proporciona una mayor evidencia de que la vacuna funciona y es segura”. No es una conclusión definitiva, porque el ensayo clínico continúa.
“Para desarrollar una vacuna, se mide la seguridad, es decir que no provoque eventos adversos serios. También se estudia la inmunogenicidad, que es para ver la respuesta inmunológica en general y se mide por la respuesta de anticuerpos”, detalla Isabel Casetti, médica infectóloga (M.N. 55.583).
En un comunicado, la Universidad de Bristol informó que la vacuna “fue sometida a pruebas rigurosas”, y que su equipo validó que sigue con precisión las instrucciones genéticas programadas.
Este informe se conoce luego de la confirmación del fallecimiento en Brasil de un voluntario, aunque según el diario O Globo y la agencia de noticias Bloomberg habría sido inoculado con un placebo y no con la vacuna activa.
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Detalles del estudio
Según este nuevo método de análisis, los investigadores británicos comprobaron que la vacuna “estaba correctamente diseñada” para replicar las partes de la composición del COVID-19 necesarias para “entrenar” al sistema inmunológico para combatir la enfermedad.
De esta forma, el organismo de la persona sabrá cómo atacar a una proteína y proporcionará las herramientas biológicas necesarias para combatir el virus, dicen los responsables de la investigación.
“Este es un estudio importante, ya que podemos confirmar que las instrucciones genéticas que sustentan esta vacuna, que se está desarrollando lo más rápida y seguramente posible, se siguen correctamente cuando entran en una célula humana”, resaltó el doctor David Matthews, de la Facultad de Medicina Celular y Molecular de Bristol y quien dirigió la investigación.
“Hasta el momento, la tecnología no había podido proporcionar respuestas con tanta claridad. Pero ahora, sabemos que la vacuna está haciendo todo lo que esperábamos. Eso es una buena noticia en nuestra lucha contra la enfermedad”, agregó.
A su vez, Sarah Gilbert, profesora de vacunación y directora del ensayo de la vacuna de la Universidad de Oxford, agregó que “este es un ejemplo de colaboración interdisciplinaria, que utiliza nueva tecnología para examinar exactamente lo que hace la vacuna cuando entra en una célula humana”.
La vacuna de AstraZeneca se encuentra en Fase 3 y es la que producirá en la Argentina.