La biopsia líquida es una tecnología ultrasensible que con una muestra de sangre permite conocer la biología del tumor en ciertos tipos de cáncer y, de esa forma, establecer cuál es tratamiento más indicado para cada caso.
“Desde hace muy pocos años y a partir de conocer más en detalle las características de los tumores y de cómo van cambiando durante el transcurso de la enfermedad, contamos con nuevas herramientas, como la biopsia líquida, que nos permite detectar si se han producido o no determinados cambios a nivel molecular en el tumor”, afirma el oncólogo Guillermo Méndez (M.N. 101.192), Jefe de la Sección Oncología del Hospital de Gastroenterología Carlos Udaondo.
Méndez, que trabaja también en la Fundación Favaloro, destacó que la información obtenida con este método “es potencialmente útil para ir eligiendo los diferentes tratamientos para cada paciente, permitiendo lo que hoy día se denomina medicina personalizada o de precisión”.
Aplicaciones actuales
Se la utiliza mayoritariamente en etapas avanzadas del cáncer de colon y de pulmón, entre otros, en los que las biopsias sólidas o de tejidos requieren de intervenciones invasivas como punciones, cirugía o endoscopías. No todos los tipos de cáncer se pueden detectar con esta prueba. Es el caso de los tumores cerebrales, por ejemplo.
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“En tipos de cáncer como el de colon, la posibilidad de realizar pruebas moleculares a partir de una extracción simple de sangre nos permite diseñar los tratamientos con mayor racionalidad, lo cual tiene impacto en la eficacia de los mismos, así como en la calidad de vida del paciente”, añadió.
El cáncer no se comporta siempre de la misma manera. La ciencia identificó que muchas veces van produciéndose mutaciones en las células tumorales que obligan a modificar los esquemas de tratamiento que deben emplearse en las distintas etapas.
Una biopsia en la etapa inicial del tratamiento tiene que repetirse unos meses después, ya que es la única manera de conocer si se produjeron cambios en el ADN tumoral o en las células tumorales. Contar con la posibilidad sencilla y ágil de “rebiopsiar” a un paciente con técnicas validadas a través de una sencilla extracción de sangre puede ser muy útil para revisar y modificar la estrategia terapéutica. “Representa un verdadero instrumento predictivo de la terapia a indicar”, resumió el doctor Méndez.
A favor y en contra
Una de las grandes dificultades de este método es asegurar la precisión de sus diagnósticos, porque a veces da falsos positivos y sobrediagnósticos. Esto sucedería en los casos que, si bien pueden tener algún rasgo de ADN tumoral en la sangre, jamás desarrollen la enfermedad.
Lo que sí permite esta técnica es realizar un diagnóstico molecular más completo y precoz de la enfermedad, monitorizar la respuesta del tumor al tratamiento e incluso si el tumor vuelve a aparecer.