Un hombre de 38 años que sobrevivió a la explosión de un automóvil recibió una máscara de reconstrucción facial fabricada con tecnología tridimensional. El paciente había presentado quemaduras de tercer grado en más del 40 por ciento del cuerpo, que afectaron sus manos, antebrazos y piernas y le generaron un daño facial extenso en la frente, los párpados, la región nasal y ambas mejillas.
Para realizar el procedimiento, que podrá aplicarse más adelante en diversas partes del cuerpo, se utilizó un programa de software de simulación suizo llamado Crisalix para cirugía estética junto con un escáner portátil, lo que permitió obtener imágenes del paciente en tres dimensiones para luego transferirlas a una impresora.
// Impresiones 3D, la tecnología que revoluciona las cirugías
Un equipo de cirujanos plásticos del Hospital Italiano de Buenos Aires logró confeccionar por primera vez en el mundo la máscara tridimensional que mejora los resultados de la reconstrucción facial en pacientes que sufrieron quemaduras profundas. Para este fin utilizaron una nueva técnica basada en tecnología de simulación combinada con impresión 3D que permite fabricar una máscara personalizada con las características del rostro del destinatario y que asegura los injertos de piel en las zonas de la cara en las que con otras técnicas resulta más difícil.
La innovadora técnica de reconstrucción facial 3D
Para este procedimiento lo primero que se debe realizar a un paciente que sufrió una quemadura de su rostro es retirar la piel necrosada (muerta). Luego se escanean los rasgos faciales y se imprime una máscara de ácido poliláctico, un polímero ciento por ciento biodegradable que se fabrica a partir de recursos renovables como el maíz, la remolacha, el trigo y otros productos ricos en almidón, según lo que explicó el doctor Hernán Aguilar, creador del método.
El médico, que tiene 42 años y estudió en la UBA, es integrante del servicio de Cirugía Plástica y coordinador quirúrgico del Área de Quemados de la Unidad de Terapia Intensiva de Adultos del HIBA y la técnica que desarrolló junto a Horacio Mayer, subjefe del servicio de Cirugía Plástica de ese hospital no había sido descripta hasta ahora en la literatura médica mundial, según sus declaraciones.
"Una vez que la máscara está impresa -proceso que demora entre 13 y 18 horas-, al paciente se le aplica una membrana artificial de origen bovino, que se usa comúnmente en quemaduras, y se coloca encima la impresión, que se retira a los 21 días, cuando la piel está prendida", prosiguió Aguilar.
El profesional explicó que los métodos usados hasta para reconstrucción de quemaduras constan de dos etapas: la reconstructiva y la presoterapia. Para la primera se usan injertos de piel o dermis artificial que se sujetan con gasas, apósitos e hilos a la cara del paciente. En cambio, la segunda comienza aproximadamente un mes y medio luego de la quemadura, cuando las heridas ya cicatrizaron. Luego, se ubica una máscara de acrílico realizada en un molde de yeso sobre el rostro para aplicar presión en determinados tejidos.
El resultado de estos métodos era que la cara quedaba con poco movimiento y con cicatrices. "Con esta nueva máscara se logra que la piel quede sin volumen ni coloración y además se obtienen óptimos resultados funcionales, ya que se adapta a la forma irregular del rostro y permite la inmovilización adecuada de los injertos o dermis artificial, difícil de lograr con los métodos tradicionales", destacó Aguilar.
El nuevo método recibió el primer premio como mejor trabajo en el XVIII Congreso Argentino de Quemaduras 2019 y fue aceptado para publicar en el Journal of BurnCare & Research (Oxford University Press), órgano oficial de la American Burns Association, una de las revistas más prestigiosas del mundo dedicada exclusivamente al tratamiento e investigación de pacientes con quemaduras.
