Un implante capaz de provocar una erección bajo demanda por estimulación nerviosa. Lo ofrece la startup suiza Comphya, creada por egresados de la Escuela Politécnica Federal de Lausana.
El dispositivo se probó en 24 voluntarios con una tasa total de éxito. De ser aprobado mediante estudios clínicos y contar con autorización de las agencias sanitarias para utilizarse en el ámbito de la salud, los fabricantes calculan que su uso podría ayudar a 3 de cada 10 hombres con disfunción eréctil que no responden a sidenafil (Viagra) y otros medicamentos similares.
// Estuvo tres meses con una erección permanente a causa de una enfermedad
La disfunción eréctil afecta a más del 20 por ciento de los hombres mayores de 60 años y tiene un origen multicausal: puede deberse a factores psicológicos, fisiológicos o a una combinación de ambos.
Entre los motivos orgánicos, pueden encontrarse alteraciones en la estructura del pene, vascularización arterial, tono muscular liso (cuya activación está fuera del control de la voluntad) o la respuesta nerviosa central o periférica.
Los inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (IPDE5), como el sildenafil brindan un tratamiento sintomático efectivo para dos tercios de los pacientes con todos los tipos de disfunción eréctil mencionado. La efectividad de la famosa pastilla azul provocó un antes y un después desde su aparición en las vidas sexuales de estos hombres (y sus parejas) pero todavía hay un 30 por ciento de pacientes con dificultades para lograr o mantener su erección. Quienes no responden particularmente a IPDE5 son aquellos cuya respuesta nerviosa está alterada, debido a una lesión de la médula espinal o ablación de la próstata.
Para ellos, el tratamiento actual se limita a las autoinyecciones de un vasodilatador directamente en el cuerpo cavernoso o, en caso de fallo, a las prótesis de pene.
En la búsqueda de una solución alternativa menos radical para a estos pacientes, el equipo del profesor Nikos Stergiopulos desarrolló un dispositivo a control remoto para estimular la erección.
Este equipo consisten en un implante neuroestimulador que actúa sobre el nervio proeréctil a través de unos parches que contienen múltiples electrodos. Estos se colocan en la cavidad pélvica para ser activados en el momento en que se desee desencadenar la erección del pene. Los electrodos se colocan en el suelo pélvico (en los nervios pro eréctiles) y se conectan (por cable) a los generadores de pulso, que se colocarán por vía subcutánea, explica Rodrigo Araujo Fraga da Silva, farmacéutico y cofundador de Comphya a la revista Sciences et Avenir.
El sistema se activará mediante controladores inalámbricos, uno para el médico, que establecerá los parámetros en un entorno ambulatorio, y otro para el paciente, que tendrá la función de encendido / apagado. Si bien Comphya comprobó la efectividad del dispositivo en un ensayo privado, actualmente se encuentra en la búsqueda de financiamiento para poder llevar el primer ensayo clínico para conseguir la aprobación de la agencia sanitaria europea.