Un equipo científico internacional demostró que una prueba de laboratorio que utiliza herramientas de inteligencia artificial tiene el potencial de determinar con mayor precisión qué personas con quistes pancreáticos desarrollarán cánceres.
Este enorme avance lo informó el centro Johns Hopkins Medicine, de Baltimore, Estados Unidos. La descripción de la herramienta, en fase experimental, se publicó en la revista Science Translational Medicine y, según sus responsables, los resultados son "emocionantes pero necesitan ser validados".
La prueba, denominada "CompCyst" (en inglés, para el análisis completo de quistes), fue desarrollada a partir de datos de pacientes, relacionados con los síntomas, imágenes de tomografía computarizada y características moleculares como alteraciones del ADN dentro del líquido del quiste.
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Fueron 862 los perfiles moleculares evaluados, a los que se sumó información de datos clínicos y radiológicos en un programa que usó la inteligencia artificial para clasificar a los pacientes en tres grupos distintos: los quistes sin potencial para volverse tumorales; quistes con pequeño riesgo de progresar a cáncer y quistes para los que se recomienda cirugía por la alta probabilidad de progresión a cáncer.
El estudio reveló, además, que en el 45% de los casos se realizaron cirugías innecesarias porque los médicos no pudieron determinar si los quistes eran peligrosos.
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“Si se hubiera usado CompCyst, del 60 al 74% de los pacientes podrían haberse salvado de una cirugía innecesaria”, explicaron los científicos.
Los quistes pancreáticos -sacos de líquido en el páncreas- son comunes, se hallan en el 4% de las personas en los 60 años y en el 8% de los mayores de 70, aunque, aseguran los investigadores, solo una pequeña parte de éstos individuos desarrolla cáncer.
Aunque la mayor parte de estos quistes no son cancerosos, el dilema al que se enfrentan pacientes y médicos es a la capacidad de distinguir entre los que son precancerosos y los quistes que no progresarán a tumor, indicó Anne Marie Lennon, una de las autoras del trabajo y doctora en el Centro Oncológico Johns Hopkins Kimmel.