La vida de millones de madres pobres en el mundo y la de sus bebés está en riesgo debido al costo prohibitivo de la atención médica, la falta de acceso a servicios y profesionales cualificados y el matrimonio infantil, advirtió Unicef.
Un análisis sobre salud materna que dio a conocer hoy, "Madres sanas, bebés sanos", revela que más de cinco millones de familias en África, Asia, América Latina y el Caribe invierten cada año más del 40 % de sus gastos no alimentarios en servicios de salud materna. Casi dos tercios de estos hogares, alrededor de 3 millones, están en Asia y aproximadamente 1,9 millones están en África.
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Advierte el informe que los costos de la atención prenatal y los servicios de parto pueden disuadir a las embarazadas de buscar atención médica, poniendo así en peligro su vida y la de sus bebés. Revela además que pese a que se ha avanzado mucho para mejorar el acceso a servicios de maternidad, cada día más de 800 mujeres mueren por complicaciones relacionadas con el embarazo.
Al menos 7.000 bebés nacen muertos cada día -la mitad de ellos estaban vivos cuando comenzó el parto- y otros 7.000 mueren durante el primer mes de vida, según el informe que destaca que la realidad "es dura" para mujeres en mayor situación de pobreza.
Especifica que en el sur de Asia, tres veces más mujeres ricas reciben cuatro o más visitas de atención prenatal que las de familias más pobres. Cuando se trata de mujeres que paren en instalaciones sanitarias, la brecha entre las más pobres y las más ricas es de más del doble en África occidental y central.
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El informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia también alerta de que cada año se producen millones de nacimientos sin la asistencia de profesionales cualificados. Advierte que pese a que de 2010 a 2017 la cobertura de personal de salud aumentó en muchos países, ha sido mínima en los más pobres, donde los niveles de mortalidad materna y neonatal fueron los más altos.
Cita como ejemplo que en Mozambique aumentó de 4 a 5 trabajadores de salud por cada 10.000 personas y de 3 a 9 en Etiopía. Pero en Noruega fue de 213 a 228 profesionales por cada 10.000 personas durante el mismo período.
También muestra el informe que complicaciones relacionadas con el embarazo son la principal causa de muerte entre las niñas de 15 a 19 años debido a que todavía están creciendo, por lo que corren un gran riesgo si se quedan embarazadas.
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Además, sus hijos corren mayor riesgo de morir antes de cumplir los cinco años. El informe constata que en comparación con las mujeres que se casan adultas, las niñas forzadas a casarse tienen menos probabilidades de recibir atención médica adecuada durante el embarazo, o de dar a luz en un centro de salud.
Por lo general, -explica- las niñas víctimas de matrimonio infantil tienen que cuidar de muchos niños; a menudo, más que las mujeres que se casan siendo adultas, lo que frustra sus propias oportunidades en la vida y aumenta la carga económica global para sus familias.
En Camerún, Chad y Gambia, más del 60 % de las mujeres de 20 a 24 años que se casaron antes de cumplir los 15 años tenían tres o más hijos, en comparación con menos del 10 % de la misma edad que se casaron siendo adultas.
"Estamos fallando a la hora de facilitar atención de calidad a las madres más pobres y vulnerables. Demasiadas continúan sufriendo sin cesar, especialmente durante el parto", dijo la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore en un comunicado.
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El informe se enmarca en la campaña de Unicef "Cada vida cuenta" para exigir y proponer soluciones a Gobiernos, a proveedores de servicios de salud, a los donantes, al sector privado, a las familias y a las empresas para mantener a todas las madres y niños vivos con varias iniciativas. El llamado de Unicef a esos sectores es para invertir recursos económicos en sistemas de salud, comenzando a nivel comunitario y reclutar, capacitar, retener y administrar un número suficiente de médicos, enfermeras y matronas con experiencia en atención materna y neonatal.
También para garantizar instalaciones sanitarias funcionales y limpias, equipadas con agua, jabón y electricidad, al alcance de todas las madres y bebés; que sea una prioridad proporcionarles los medicamentos y equipos necesarios para un comienzo saludable en la vida y empoderar a las adolescentes y familias para exigir y recibir atención sanitaria de calidad.