Un hombre japonés de 84 años decidió finalmente ir al médico luego de dos semanas en las que sus dedos de las manos y los pies se pusieron negros en forma progresiva. Además, tenía otros síntomas complementarios: fiebre, malestares y dolores.
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Los profesionales observaron un tono entre azul y negro en su mano izquierda y una coloración oscura en la derecha, además de moretones en las manos y los pies. Inmediatamente realizaron una serie de estudios, que revelaron altos niveles de la proteína C reactiva, indicador de una inflamación generalizada.
En ese punto, los médicos tenían en claro que el paciente sufría necrosis (es decir, la muerte de las células y tejidos), aunque sus causas podían ser múltiples. De acuerdo a lo que informaron en la revista científica New England Journal of Medicine, realizaron análisis para infecciones, una embolia arterial y obstrucciones en el torrente sanguíneo, pero todos dieron negativo.
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A través de biopsias en las lesiones determinaron que el hombre tenía panarteritis nodosa, un tipo de vasculitis que afecta a los vasos sanguíneos medianos y grandes. La vasculitis provoca que el sistema inmune ataque los vasos sanguíneos y cause una inflamación que engrosa y debilita (en forma gradual) las paredes de las arterias.
La panarteritis nodosa resulta fatal en caso de no ser tratada y puede desarrollarse a cualquier edad sin motivo conocido (aunque suele aparecer en hombres de entre 40 y 50 años). En el caso de este paciente, cuya identidad fue reservada, recibió un tratamiento con inmunosupresores y tuvieron que amputarle las partes negras de sus manos, aunque en el reporte aseguraron que “los dedos restantes se recuperaron completamente”.
