La vida de la familia VanDerVelden no es lo que se dice tranquila. Este último año, la hija mayor entró y salió del hospital, su mamá también estuvo enferma y su hermana necesitó apoyo porque tiene síndrome de Asperger. Hace dos semanas, la mayor de los VanDerVelden entró en coma y los médicos no les dieron un buen pronóstico. Sin embargo, algo maravilloso sucedió.
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“Cuando sus padres fueron a verla, las enfermeras les dijeron que tenían una sorpresa: ¡Chrissy estaba despierta! Sus ojos estaban abiertos, podía agarrarte la mano y hacía intentos por comunicarse”, puede leerse en la página que crearon para recibir donaciones y mantener el tratamiento de la chica de 17 años.
Chrissy puede responder preguntas con movimientos afirmativos o negativos de cabeza, aunque aun le queda un largo camino por delante: cuando se mejore, necesita un doble trasplante de pulmón. Sin embargo, sus padres son más que optimistas: “¡Es nuestro milagro de navidad!”, aseguraron.
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“Disfrutamos los días minuto a minuto y vivimos gracias a la esperanza”, aseguró Alaina, la mamá de la chica de Florida (Estados Unidos). “Ver todo el apoyo que recibimos, incluso de gente que no nos conoce, me hace pensar que a la gente sí le importa, que tienen corazón”, completó.
La fibrosis quística es una enfermedad genética que implica una discapacidad visceral permanente y progresiva y que aun no tiene cura. Entre las alteraciones que produce se encuentra el funcionamiento de las glándulas de secreción externa (sudor, enzimas pancreáticas, secreciones respiratorias, etc.), lo que desemboca en daños en distintos órganos del cuerpo, como el aparato respiratorio, páncreas, hígado, y también el aparato reproductor.
