Los sueños eróticos, independiente del motivo por el cual se producen, pueden influir en tu vida sexual. Es precisamente al dormir cuando el cerebro, libre de los compromisos del día, se concede a sí mismo tiempo para la fantasía, el juego y el erotismo.
Uno de los efectos de los sueños eróticos es que son capaces de despertar el deseo. Cuando más seguido se tienen relaciones íntimas, más se activa la necesidad de contacto físico. Por ende, si mientras dormís tenés algún tipo de experiencia sexual es lógico que al despertarte estés excitado.
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Algunas personas hasta experimentan orgasmos durante fantasías eróticas mientras duermen. Esto ocurre porque los sueños provocan un mayor flujo de sangre en los genitales que durante el coito debido a que el cuerpo está en un estado de relajación superior que incentiva a la circulación.
Imaginarse en experiencias sexuales mientras dormís ayuda a la creatividad sexual. Las fantasías permiten dejar volar la imaginación y experimentar en tu mente para luego basar esa inspiración en algo tangible.
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En ese sentido, son un canal para liberarte. Aunque cada vez menos, las personas siguen reprimiendo su sexualidad debido a los cánones y mandatos preestablecidos de la sociedad. Los sueños son una licencia que cada uno se da para hacer lo que sea sin ser juzgado y, de a poco, te ayuda a soltarte más despierto.
Asimismo, pueden servir para decidirse a probar alguna cosa nueva en la cama. Si no estás convencido de si te va a gustar alguna práctica o si te va a hacer sentir incómodo, que se presente en sueños puede indicarte que en tu subconsciente lo querés hacer. Por otro lado, la reacción que tengas ante ello te va a ayudar a conocer cómo sería tu reacción natural.
