Cuando uno se enamora causa una reacción hormonal en todo el cuerpo. Es por eso que algunos especialistas lo comparan con un estado de "enajenación mental o psicosis aguda" cuyos síntomas se parecen a los de una adicción.
En las primeras fases del enamoramiento disminuye el nivel de serotonina en el organismo a la par que aumenta los de otras sustancias como la dopamina, la oxitocina, la feniltilamina y la norepinefrina. Éstas dos últimas causan insomnio, euforia y pérdida del apetito, lo que va acompañado de un aumento de la presión arterial, el ritmo de los latidos del corazón y de la creación de glóbulos rojos.
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Además del enamoramiento, otro efecto de este cóctel de hormonas es el incremento del deseo sexual por la suba de la testosterona y los estrógenos.
La feniletilamina hace que el cerebro responda más rápidamente a la secreción de dopamina, un neurotransmisor que incita a repetir un comportamiento placentero (de ahí la comparación con una adicción). Esto hace que si las relaciones sexuales son satisfactorias el cuerpo pida más.
No obstante, esa sensación no se prolonga eternamente. Los niveles hormonales empiezan a recuperar los registros habituales entre 18 y 30 meses del inicio de la relación, aunque según la experta de la Universidad de Pisa, Donatella Marazziti, a los 100 días ya arranca el descenso.
La ciencia también encontró una razón psicológica para explicar el porqué en los primeros meses de una relación la libido es más elevada. Un estudio publicado en Sexual and Relationship Therapy, determinó que sobre todo las mujeres sienten más deseo por el otro en el inicio por "la necesidad de conectar íntimamente con la pareja".
