Una mujer de Alabama, Estados Unidos, descubrió que los kilos que había ganado durante meses, así como los dolores abdominales, la hinchazón y las dificultades respiratorias que padecía, no se debían a que "estaba gorda", como creyó, sino a un quiste.
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Kayla Rahn explicó a medios extranjeros que en repetidas oportunidades la confundieron con una mujer embarazada e incluso se ofrecieron a ayudarla con las bolsas de las compras. La madre de la mujer, de 30 años, decidió finalmente llevarla a una clínica cerca de su hogar y allí encontraron el problema.
Los médicos descubrieron que la joven tenía un quiste del tamaño de una sandía en su ovario, que, a su vez, aplastaba otros órganos. De acuerdo a los profesionales, se trató de una situación potencialmente peligrosa que requería una operación.
En un comunicado emitido por el hospital se indica que Rahn tenía un quiste benigno de 23 kilos y que, una vez removido, perdió 34 kilos. "Estamos contentos de que todo haya salido bien", indicaron los profesionales.
Rahn, por su parte, declaró que "no fue una cirugía agradable, y hubo momentos en los que sentí dolor. Pero tuve un increíble sistema de apoyo y no tuve oportunidad de preocuparme por nada".
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Los médicos indicaron que la paciente se encontró aliviada cuando le dieron el diagnóstico y ella misma indicó que, previo a esto, "lloraba cada vez que hablábamos al respecto". Aunque se desconoce el tiempo que estuvo desarrollándose, los profesionales de la salud estiman que el quiste estuvo presente desde hacía más de un año.
"Apenas llegué a casa y pude moverme un poco, me probé cada remera que tenía y fue genial", aseguró Rahn, quien también compartió un mensaje para otras personas: "escuchen a sus cuerpos y defiéndanse. Es importante presionar para obtener respuestas vinculadas a sus problemas médicos".
De hecho, su cirujano coincidió con ella: "buscó ayuda de múltiples doctores y nosotros, como comunidad médica, fallamos".
