Hasta el momento se sabe que los desórdenes mentales suelen ser hereditarios. Sin embargo, descubrir los genes exactos que son responsables de esto es un desafío. Es por esto que un grupo de investigadores decidió realizar el estudio comparativo más grande hasta el momento.
Tomaron información genómica de casi 900 mil personas (algunos enfermos y otros sanos) con el objetivo de comparar 25 desórdenes psiquiátricos y neurológicos. La conclusión, publicada en la revista científica Science, indicó que diez de ellos comparten variantes genéticas que contribuyen al riesgo de su desarrollo.
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El grupo de científicos es parte de un consorcio que estudia el tema desde 2009. Progresivamente, incorporaron enfermedades mentales para ampliar el espectro. Primero descubrieron que la esquizofrenia y el desorden bipolar comparten variaciones genéticas. Luego, sumaron a la coincidencia a la depresión profunda, los desórdenes del espectro autista y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
A estos cinco desórdenes, este último estudio incluye el Síndrome de Tourette, el estrés postraumático, el desorden obsesivo compulsivo, la anorexia nerviosa y los desórdenes de ansiedad.
"A medida que sumamos desórdenes, parecen existir más conexiones entre ellos", explica una de las autoras del trabajo, Verneri Anttila, a medios extranjeros. "Basados en los resultados iniciales, decidimos expandir la muestra a todos los desórdenes del cerebro comunes", continuó.
Para la investigación publicada en Science se incluyeron los desórdenes psiquiátricos mencionados y 15 desórdenes neurológicos, incluyendo la epilepsia, migraña, Alzheimer y Parkinson. Recuperaron información de investigaciones ya realizadas y la analizaron.
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De esta manera, descubrieron que los desórdenes psiquiátricos tienen una base de variantes genéticas común, lo que no sucede con los desórdenes neurológicos. Solo la migraña comparte características con el síndrome de Tourette, la depresión severa y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
Los científicos sugieren que estos hallazgos pueden tener impacto para mejorar la clasificación de los desórdenes psiquiátricos, diagnosticarlos y elegir o desarrollar estrategias terapéuticas frente a la enfermedad.
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"Creo que todas las personas que trabajan en el tema se han sorprendido por la cantidad de interconexiones existentes", reflexiona Anttila. "Aunque también es igual de sorprendente no encontrar la misma relación entre los desórdenes psiquiátricos y los neurológicos", asegura.
