Aunque para algunos estar relajados, y sin hacer nada, sea una pérdida de tiempo, esto sería beneficioso para la creatividad, encontrar soluciones a problemas y estimular las ideas.
Esto no significa que hay que estar tirado viendo televisión, sino que habría que tener la mente ocupada en tareas sencillas, que permitan a la mente liberarse.
Recientemente, científicos del Spanish Resting State Network (SRSN), han analizado qué parte del “cableado neuronal” se activa en momentos en los que nos encontramos en “modo avión”.
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Según ellos, se despierta una red formada por varias secciones del cerebro, como la corteza frontal ventromedial, el cíngulo anterior y el hipocampo, entre otros. Todas ellas se encuentran ligadas con la introspección o la memoria autobiográfica, las cuales se apagan cuando nos ponemos a prestar atención.
Cómo funciona esto
La licenciada Marta Romo, autora del libro Entrena tu cerebro, sostiene en su libro que “ambos circuitos, atención y ‘no hacer’, se relacionan pero de forma inversa: cuando la señal se incrementa en un circuito, se disminuye en el otro. Es decir, si activamos la atención, desactivamos la introspección y viceversa, son dos circuitos cerebrales que no pueden funcionar a la vez”.
Esta podría ser una de las razones por las que las grandes ideas de la vida o soluciones aparecen cuando estamos paseando, en la ducha o sirviéndonos el café por la mañana.
Esto también es comenzado a ser promovido en los últimos congresos de neuropediatría, en donde se sostuvo que la estimulación constante de los chicos no sería tan recomendada frente a la posibilidad de que los pequeños busquen formas de entretenerse y así poder desarrollar su intelecto.
En resumen, sentirse culpable por estar relajados mientras caminamos por ahí, no tendría razón de ser, ya que ese es el momento en el que podría surgirnos la mejor idea de nuestra vida.
