Un nuevo caso deja en evidencia que con disciplina y ganas es posible bajar de peso. Debido a los cambios de hábitos forzados por la pandemia del coronavirus, Kyle White había engordado muchísimo, llegando a pesar 195 kilos. El homeoffice, el sedentarismo y el estar mucho tiempo sentado adentro de su casa lo llevaron a descuidar su salud y su aspecto físico.
Kyle tiene 28 años, mide 1,90 metros y vive junto a su mujer en Saskatoon, Canadá. Ambos reconocieron en una nota que le dieron a CNN, que el año pasado -y debido a la pandemia- empezaron a trabajar desde sus casas con la computadora y, además, recurrieron a las series y películas y a la comida chatarra para sobrellevar el aislamiento.
No obstante, y a pesar de las advertencias sanitarias mundiales sobre los riesgos de gravedad del covid en pacientes con obesidad y sobrepeso, la pareja se dejó llevar por el momento y se dio sus permitidos, sin ser consciente de que estaba poniendo en peligro su salud. Cuando la balanza marcó 195 kilos, el joven recapacitó y decidió que era hora de cambiar su estilo de vida.
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En diálogo con CNN, confesó: “Teníamos más tiempo libre del que estábamos acostumbrados y no lo estábamos aprovechando bien. Siempre he tenido la mentalidad de que todavía soy joven y que tengo mucho tiempo para trabajar en mi peso y en mi salud”.
Si bien White dijo que siempre tuvo una contextura grande, fue su médico quien le expresó gran preocupación por su peso y su presión arterial. Él ya padecía dolores de espalda y apenas podía agacharse sin que le dolieran las rodillas. Sabía que su movilidad era cada vez más reducida y el cansancio generalizado iba en aumento. Nunca había sido una persona deportista, pero era consciente de que necesitaba un cambio.
Fue así que llamó a su médico y le expresó su voluntad por adelgazar. El especialista, contó el joven en CNN, le dijo que se asegurara de que su plato se pareciera a la guía alimentaria de Canadá: 50% de frutas y verduras, 25% de cereales integrales y 25% de proteínas, lo más magras posibles.
White se propuso el cambio y siguió las recomendaciones de su médico. A la dieta, le sumó pequeños paseos que, con el paso de los días, se habían convertido en caminatas más largas hasta que terminó corriendo. A eso, le agregó algunas sentadillas, que de 0 pasaron a ser entre 50 y 60 diarias.
Fue así, que poco a poco, fue perdiendo peso, sin imaginar que bajaría 72 kilos. En un año, de 195 kilos pasó a pesar 123 kilos. Al respecto, el joven dijo: “De ninguna manera me propuse perder tanto peso en 12 meses. Sólo cuando empecé a hacerlo, vi algunos resultados y comencé a trabajar más y más duro. Me di cuenta que con muy poco se puede llegar muy lejos. Sin dudas me sorprendió que pudiera ver un progreso tan tangible en un año y hacerlo de forma relativamente segura”.
White reveló en la CNN que ahora sigue una dieta estrictamente vegetal y que su mujer lo acompaña en el plan de adelgazamiento ya que, antes de la pandemia, ella corría el riesgo de padecer diabetes. Sin embargo, en el último año, también logró perder 35 kilos y ya no es prediabética.
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El joven comentó que se realiza chequeos regulares con su médico para asegurarse de que la dieta no tenga impacto negativo en su organismo. Según contó, sus nutrientes, el colesterol y su presión arterial están ahora en niveles normales.
“Siempre quise perder peso, sentirme bien y comer más sano. Cuando empecé a correr, mis objetivos se centraron más en el rendimiento. Quería llegar lo más lejos posible, lo más rápido que pudiera y marcarme desafíos y cumplirlos. Afortunadamente, esas cosas van de la mano”, sostuvo.
Pese a haber descendido tanto de peso, White va por más: pretende perder entre 99 y 104 kilos, aunque ya no se centra tanto en el peso sino en la salud en general. Ahora, se prepara para participar de una carrera de 10K en junio de este año y para un medio maratón, en septiembre.