En Argentina, miles de niños y niñas crecen en hogares con pisos de tierra, una condición que no solo afecta la infraestructura de la vivienda, sino que tiene consecuencias directas sobre la salud, el desarrollo infantil y el futuro educativo.
Un estudio regional realizado por la ONG Hábitat para la Humanidad Argentina demuestra que vivir sobre pisos de tierra incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias y parasitarias, además de impactar negativamente en el rendimiento escolar y el desarrollo cognitivo. El tipo de piso de una vivienda, lejos de ser un detalle menor, se convierte así en un factor clave para el bienestar integral de las infancias.
El caso de Bruno, un niño de Tigre, ilustra con claridad esta problemática. Antes de contar con un piso adecuado, jugaba directamente sobre la tierra de su casa, una situación que derivó en asma e infecciones dermatológicas recurrentes, como forúnculos, asociados a la falta de higiene y al contacto permanente con el suelo. Su experiencia refleja una realidad que atraviesa a miles de familias en contextos de vulnerabilidad.
El impacto concreto de reemplazar el piso de tierra
Los resultados del estudio muestran que cambiar un piso de tierra por uno de cemento genera beneficios inmediatos y medibles. Un piso seguro puede aumentar hasta un 80% las horas de juego dentro del hogar, lo que equivale a aproximadamente dos horas más por día. El juego, en este contexto, cumple un rol central en el desarrollo cognitivo, emocional, social y físico de niños y niñas.

Además, la intervención reduce el ausentismo escolar en un 15% y mejora el desempeño académico, ya que los chicos se enferman menos y cuentan con un espacio adecuado para estudiar y realizar tareas. Este impacto educativo resulta especialmente relevante si se considera que, según datos del Banco Mundial, la población en situación de vulnerabilidad presenta menores tasas de asistencia a la educación temprana y mayores niveles de abandono escolar.
En términos sanitarios, los beneficios también son contundentes: las infecciones parasitarias disminuyen un 78% y las anemias un 81%. Esta mejora en la salud se traduce, a su vez, en una reducción de hasta el 79% en los gastos médicos de las familias. En el caso de Bruno, el acceso a un piso de cemento le permitió jugar dentro de su casa sin el riesgo constante de infecciones dermatológicas.
La situación en Argentina y la respuesta desde el territorio
Según datos del Indec, en Argentina 314.538 familias viven en viviendas con pisos de tierra. En el conurbano bonaerense, la problemática se concentra especialmente en municipios como La Matanza, Moreno y Lomas de Zamora.
En la provincia de Buenos Aires, Hábitat para la Humanidad Argentina llevó adelante su primera experiencia de reemplazo de pisos de tierra por pisos adecuados. “Antes de comenzar con las capacitaciones, hicimos un relevamiento de las familias participantes y vimos que durante el último mes, el 37% sufrió enfermedades dérmicas, como alergias o sarpullidos; en el 25%, hubo cuadros de diarrea y en el 19%, hubo casos de enfermedades respiratorias como bronquitis o sinusitis”, relata Bárbara Bonelli, directora de la organización.
Para revertir esta situación, la ONG impulsa una iniciativa destinada a reemplazar pisos de tierra por pisos seguros y saludables en hogares vulnerables, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de miles de niños y niñas y garantizarles un espacio digno para crecer y jugar.
Durante diciembre, se lanzó la campaña Esta Navidad, regalá un piso para jugar. “Un piso seguro no es un lujo, es una necesidad básica que impacta directamente en la salud y el aprendizaje de las infancias. Con esta campaña, invitamos a la sociedad a ser parte del cambio”, afirma Bonelli. Y agrega: “Navidad es una fecha muy especial, y queremos ofrecer a cada persona la oportunidad de regalar algo que falta en muchos hogares: horas de juego, salud y educación”.
Leé también: Cómo ayudar a los chicos a reconectarse con una vida real-amigable con la tecnología
Esta acción se inscribe dentro de una meta regional más amplia: 100 Mil Pisos para Jugar, una iniciativa que en los últimos tres años logró transformar la calidad de vida y el futuro de miles de niños y niñas en América Latina y el Caribe. Cada piso seguro no solo mejora una vivienda, sino que abre la puerta a una infancia más saludable, con mejores oportunidades de desarrollo y aprendizaje.



