La escena se repite en hogares, oficinas y reuniones: alguien pide que repitan lo que se dijo, otra vez. Atribuye la confusión al ruido de fondo, al cansancio o al apuro. Pero muchas veces esa dificultad para entender frases completas, especialmente en ambientes con varias voces, es una señal temprana de pérdida auditiva.
“No es que las personas hablen más bajo ni que uno esté distraído. Lo que está fallando es la capacidad del oído para procesar sonidos complejos”, advierte la audióloga clínica Lindsay Creed (EE.UU.).
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Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1.100 millones de personas entre 12 y 35 años están en riesgo de desarrollar hipoacusia por exposición a volúmenes altos de forma prolongada, muchas veces sin saberlo. Lo preocupante es que en muchos casos, los síntomas se naturalizan.
El síntoma que muchos confunden con cansancio o estrés
Uno de los primeros signos de alerta es la dificultad para seguir conversaciones en grupo o en lugares con ruido ambiental, como restaurantes o colectivos. También suele aparecer la necesidad de subir el volumen del celular o de la televisión más de lo habitual, o sentir que los demás “murmuran”.

“Mucha gente cree que escucha bien porque oye sonidos fuertes. Pero lo que pierde es la nitidez para interpretar el habla, y eso no siempre se nota al principio”, explica la doctora Tracy Winn, audióloga de Texas.
El fenómeno se agrava porque no suele haber dolor ni molestias físicas. La pérdida auditiva puede avanzar de forma silenciosa y cuando se detecta, ya es crónica.
Auriculares y ruidos: el entorno también enferma el oído
El uso de auriculares a volumen alto es uno de los principales factores de riesgo, especialmente en jóvenes. Según la OMS, escuchar música por encima de los 85 decibeles durante más de ocho horas diarias puede causar daño permanente, y a 100 decibeles, ese daño puede aparecer en apenas 15 minutos.
“Una vez que las células ciliadas del oído interno se dañan, no se regeneran. Por eso es tan importante cuidar el volumen y limitar la exposición”, advierte la doctora Luz Jaramillo, audióloga colombiana.

Además, los entornos urbanos ruidosos, como el tránsito o ciertas fábricas, también contribuyen al deterioro auditivo si no se usan protecciones adecuadas.
Qué se puede hacer antes de que el daño sea permanente
Los especialistas coinciden en que la prevención comienza con pequeños cambios en la rutina. Algunas recomendaciones incluyen:
- Mantener el volumen por debajo del 60% en auriculares
- Usar dispositivos con cancelación de ruido para evitar subir el volumen
- Hacer pausas de al menos cinco minutos cada hora de escucha
- Evitar dormir con música o podcast en los oídos
- Realizar controles auditivos anuales, incluso sin síntomas
“La audición se puede preservar si se toman medidas a tiempo. El problema es que muchos llegan tarde porque subestiman las señales”, concluye la doctora Jaramillo.
En la Argentina, si bien los datos locales son limitados, los profesionales coinciden en que el número de pacientes jóvenes con deterioro auditivo está creciendo. El principal desafío es que muchos no llegan a consulta hasta que el daño ya interfiere en su vida social o laboral.