Un estudio liderado por el dr. David Horner, de la Universidad de Copenhague en Dinamarca, ha evidencia una conexión entre la dieta occidental durante el embarazo y el desarrollo de trastornos como el TDAH y el autismo en los chicos. El equipo analizó a más de 60.000 parejas madre-hijo y descubrió que los metabolitos presentes en la sangre, relacionados con una alimentación rica en azúcares y grasas, aumentan el riesgo de estos trastornos.
Lee también Prevención y diagnóstico temprano: las claves para evitar las enfermedades cardiovasculares
Los resultados mostraron que una mayor adherencia a una dieta occidental durante el embarazo se asocia con un incremento del 66% en el riesgo de TDAH y del 122% en el riesgo de autismo en los hijos. Estos hallazgos sugieren que incluso pequeños cambios hacia una dieta más saludable podrían reducir potencialmente el riesgo de estos trastornos del desarrollo.
Importancia de los ácidos grasos omega-6 y omega-3
La proporción de ácidos grasos omega-6 y omega-3 en la dieta materna también desempeña un papel crucial en el desarrollo neurológico del feto. Un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) analizó muestras de plasma del cordón umbilical para cuantificar los niveles de estos ácidos grasos que llegan al feto. El análisis mostró que cuanto mayor es la proporción de omega-6 con respecto a la de omega-3, mayor es el riesgo de que el niño presente síntomas de TDAH a los 7 años de edad.
Obesidad materna y riesgo de autismo y TDAH
Además de la dieta, la obesidad materna antes y durante el embarazo se ha asociado con un mayor riesgo de que los hijos desarrollen trastornos del espectro autista (TEA) y TDAH. Un metaanálisis realizado en Australia encontró que la obesidad durante el embarazo duplica el riesgo de que un niño desarrolle TEA y aumenta en un 32% el riesgo de TDAH.

Estos estudios resaltan la importancia de una dieta equilibrada y saludable durante el embarazo para el desarrollo neurológico óptimo del feto. Se recomienda a las futuras madres:
- Priorizar alimentos ricos en nutrientes: Incluir frutas, verduras, pescado y otros alimentos ricos en ácidos grasos omega-3.
- Limitar el consumo de grasas y azúcares: reducir la ingesta de alimentos procesados y ricos en grasas saturadas y azúcares refinados.
- Mantener un peso saludable: controlar el peso antes y durante el embarazo para minimizar los riesgos asociados.
Adoptar hábitos alimenticios saludables durante el embarazo no solo beneficia la salud de la madre, sino que también es fundamental para el desarrollo y bienestar futuro del niño.