Aunque muchas personas asocian el sudor con el mal olor, lo cierto es que la transpiración en sí es inodora. Este líquido, compuesto en un 99% por agua y el resto por electrolitos como el cloruro de sodio, es esencial para regular la temperatura corporal, especialmente en los días calurosos del verano.
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Tenemos glándulas sudoríparas en todo el cuerpo, y son de dos tipos:
- Ecrinas, en toda la superficie corporal
- Apocrinas, que se encuentran principalmente en axilas y genitales: están asociadas a los folículos pilosos y el sudor que producen tiene más cantidad de ácidos grasos y otros lípidos
Cuando la transpiración entra en contacto con bacterias de la microbiota natural de las axilas, el sudor toma un desagradable “olor a transpiración”, conocido científicamente como bromhidrosis.
Para prevenir la bromhidrosis, es clave mantener una higiene adecuada:
- Lavar las axilas con jabones especiales ayuda a reducir el crecimiento bacteriano.
- También es recomendable usar antitranspirantes, que reducen la producción de sudor, en lugar de desodorantes que solo enmascaran el olor.
- Además, la eliminación del vello mediante depilación o rasurado puede disminuir la superficie donde las bacterias prosperan.
En cuanto a la ropa, es importante evitar tejidos sintéticos como el nylon, y usar tejidos que absorban el sudor como algodón y evitar sobreabrigarse. Axilas más secas son sinónimo de menos olor.
Es importante no colocar “remedios caseros” como el bicarbonato de sodio porque pueden irritar la piel. Tampoco hay que usar limón porque puede manchar las axilas.
Hiperhidrosis: más allá del sudor común
Las personas con hiperhidrosis transpiran más de lo normal, incluso en los días donde no hace demasiado calor y aunque no realicen actividad física.
El tratamiento para esta condición comienza con medidas básicas, como higiene y antitranspirantes especiales con sales de aluminio. Si estas opciones no son suficientes, los dermatólogos pueden recetar medicamentos orales, como la oxibutinina, que ayudan a reducir la sudoración. En casos más severos, se utiliza la toxina botulínica, que bloquea temporalmente la actividad de las glándulas sudoríparas, logrando resultados efectivos durante seis meses.
Para quienes no responden a estos tratamientos, existe la opción de la simpatectomía bilateral, una cirugía mínimamente invasiva que puede solucionar el problema de forma definitiva. Este procedimiento debe ser evaluado y realizado por un especialista.
Es fundamental que esta patología sea manejada por un equipo médico multidisciplinario: realmente mejora la calidad de vida de los pacientes con hiperhidrosis.
(*) Zaida Troyano. médica cirujana (MP 31.416/5), especialista en Clínica Médica (MN:129.453) y en Dermatología (CE 17.223).
