Cuantas veces se nos olvida la fecha de aniversario o no nos damos cuenta de cambios como un nuevo color o corte de pelo, incluso de algo importante que el otro nos contó y no supimos retenerlo en la memoria. Todas estas manifestaciones se establecen como mensajes y códigos dinámicos que nutren el vínculo de pareja.
“Esperamos que el otro se dé cuenta del cambio o recuerde una instancia relevante sin necesidad de darle ninguna pista. Es más, el reclamo o la queja por el olvido suelen ser motivos de culpa que ponen al otro contra la pared”, plantea Walter Ghedin (M.N. 74.794), psiquiatra y sexólogo.
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El amor como sentimiento es la base fundamental de la pareja, sin embargo, sin la infinidad de acciones que lo nutren, se duda si realmente este afecto está presente. En la evidencia real del amor, no vale adivinar ni sirven las conjeturas: si no hay acciones consecuentes, el otro no se entera. Es así de simple.
Aunque se reitere la frase “pero yo te amo”, se sabe que con el amor no es suficiente, hay que demostrarlo. Hay una serie de circunstancias que impide la expresión del amor genuino.
“Las acciones afectivas deben ser moneda corriente: abrazos, ternura, besos, comunicación, respeto, salidas, sentirse acompañado en proyectos propios y de la relación, paridad, acompañamiento en la crianza y educación de los hijos, presencia, y, por, sobre todo, dinamismo para que la pareja no caiga en la monotonía”, sugiere Ghedin.
La sinceridad en la pareja
El objetivo real de este tipo de comunicación no es señalar ningún defecto o error de ahora o del pasado. No son acusaciones, sino que es una comunicación en donde la meta es el poder expresar lo que uno siente, lo que necesita para que la relación sea más sólida.
El psiquiatra asegura que, muchas veces, se da por sobreentendido que, si no hay mensajes amorosos, el amor sigue ahí, escondido, esperando el momento ideal para salir: un fin de semana, las vacaciones, la llegada de un hijo o de un nieto, el encuentro sexual... “Lo bueno sería no esperar situaciones especiales, demostrarlo en el día a día”, recomienda.
Cómo plantear una incomodidad dentro de la pareja
Qué pasaría si en vez de decir: “¡Vos nunca me escuchás, dejame hablar!”. Uno se acercara tranquilamente y le dijera al otro: “Quisiera decirte algo, ¿tenés tiempo? Me parece que este ritmo de vida tan acelerado nos deja muy poco tiempo para los dos. Quisiera que pudiéramos compartir más tiempo juntos, hablar más el uno con el otro.”
“Se escucha decir: “En mi casa nunca recibí afecto por eso no sé demostrarlo” o “Me veo ridículo diciendo te quiero a cada rato como si ella no supiera que la amo” o “Siento mucho amor, pero me quedo corto cuando lo expreso”. Siempre hay oportunidad para cambiar, solo hay que decidirse a hacerlo ahora y dejar de invocar lo que ya fue”, señala el sexólogo.
Si ambos se implican en el problema que tienen, como consecuencia se va a aprender a sintonizar con lo que le está sucediendo al otro. Esto inevitablemente los llevará a tener una mayor armonía en la pareja, al darse cuenta de que es posible resolver los problemas si se comunican adecuadamente, son sinceros y hay una implicación de las dos partes. Si el tema se evade, hay distancia o acusaciones, lejos estarán de resolver el conflicto.