El irlandés Tommy Hughes, de 62 años, estableció el nuevo récord mundial en 42 kilómetros para atletas mayores de 60 al correr la Maratón de Manchester en 2 horas, 30 minutos y 5 segundos.
Con esta marca, clasificó en el puesto 48 entre 14 mil corredores que participaron del evento, con un ritmo de 3 minutos y 33 segundos por kilómetro.
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A su vez, Hughes mejoró en más de seis minutos el récord anterior de la categoría, que pertenecía al japonés Yoshihisa Hosaka, con un registro de 2:36:30.
Más récords de Tommy Hughes
Dentro de sus principales logros, aparte de la maratón, el irlandés cuenta con un registro de medio maratón de 1 hora, 11 minutos y 9 segundos, en Antrim, en Irlanda del Norte.
Aparte, alcanzó el récord del mundo de maratón combinada con el tiempo de su hijo en Frankfurt, con 4:59.22. La marca acumulada se dio gracias a su 2:27.52 (fue récord del mundo de mayores de 55 años) y el crono de su hijo Eion, que corrió en 2:31.30.
Sus inicios en el atletismo fueron a los 23 años, cuando participó de su primer 42k, llegando en 3 horas y 1 minuto. A partir de ese momento, se puso como meta poder bajar los 180 minutos, lo que logró con creces en su siguiente participación, con 2 horas y 35 minutos.
Padre de cuatro hijos, Hughes es electricista y el volcarse al deporte le permitió dejar el alcoholismo. “Correr me mantuvo vivo, sino hubiera estado seis pies bajo tierra”, expresó en varias notas periodísticas.
Un pasado en los Juegos Olímpicos de Barcelona
Tommy Hugues logró en 1991 la clasificación para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 al completar la maratón de Dublín en 2 horas, 14 minutos y 46 segundos y la de Marrakesh en 2 horas, 13 minutos y 59 segundos. Pero la mala fortuna le jugó una mala pasada y sufrió una fractura por stress en la previa.
A pesar de la lesión, no dejó de entrenar, y finalizó en el puesto 72, con 2 horas, 32 minutos y 55 segundos, cumpliendo el sueño de completar la prueba ingresando al estadio olímpico.
Dentro del logro de participar en los Juegos y terminar en la prueba en el Estadio debió afrontar un desafío: a pesar de estar lesionado, la meta era no pasarse de las 2 horas y 45 minutos, ya que aquellos atletas que tardasen más de ese tiempo en completar la maratón, eran derivados y concluían en otro escenario.