El maratón no es un juego. Correr 42 kilómetros y 195 metros no es para cualquiera, pero si miles de personas en el mundo corremos esta distancia, es porque hay algo en ella que nos hace amarla como a ninguna otra de las carreras. Para los que nunca la han corrido, acá van algunos motivos.
1. Sirve para aprender disciplina y compromiso
Cuando empezamos a entrenar nuestro primer maratón, uno, dos o tal vez tres años después de empezar a correr, sabemos que no hay milagros en las carreras. Por lo tanto, entendemos que hay que prepararse bien. Esto requiere disciplina y compromiso. Tener un plan y cumplirlo. Implica un aprendizaje que se hace extensivo a otros órdenes de la vida. Saber que somos capaces tal desafío, que podemos construir un camino y recorrerlo, eso es algo que el maratón nos enseña, incluso antes de correrlo por primera vez.
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2. Nuestro cuerpo se vuelve más fuerte con el entrenamiento y la dieta
Entrenar un maratón implica una carga de kilómetros importante. Días de entrenamiento y un cuidado del cuerpo especial. Un entrenador y un nutricionista son los aliados imprescindibles. Comer bien, para entrenar bien, entrenar bien y volverse más fuertes cada día. El cuerpo cambia cuando se prepara un maratón. Se produce un equilibrio saludable al que uno se acostumbra. Entrenar bien y comer bien se vuelven parte de nuestra vida gracias al maratón.
3. Todo el camino hacia el maratón es el maratón
Todos conocemos la frase acerca de que las medallas se ganan en los entrenamientos y se pasan a retirar en las carreras. Bueno, algo de eso es cierto. ¿Cada cuánto corremos un maratón? ¿Cada seis meses? ¿Uno por año? Si fuera por eso, son solo unas horas muy separadas entre sí.
Pero lo cierto es que los cuatro meses que al menos separan un maratón de otro y los tres meses específicos de una preparación para correrlo, son un camino de placer y esfuerzo que disfrutamos mucho. Esos meses son el corazón del maratón. Estar en ese proceso es vivir el maratón. La carrera se mete en nuestra cabeza y vamos viendo el calendario como quien se acerca a una fecha de fiesta.
4. Ganamos en fortaleza mental
La fuerza física es indispensable para correr maratones, pero también lo es la fortaleza mental. Cada carrera tiene su truco y su encanto, el maratón es un trabajo mental complejo que abarca varias horas corriendo y una mente que debe atravesar muchas etapas. El entrenamiento nos enseña sobre fortaleza mental. Los largos fondos de la preparación y finalmente la carrera. La fortaleza mental adquirida es también una enseñanza que va más allá de la carrera.
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5. Participar de un maratón es algo que no se olvida jamás
Correr maratones es algo que no se parece a nada, una experiencia fuera de serie. Quien participe de esta distancia debe saber que es algo que se recuerda para siempre. Por eso hay que tomárselo con seriedad y al mismo tiempo con alegría. Vivir el momento, recorrer los 42 Km y pasar la meta. Pasar la meta de un maratón le cambia la cabeza a una persona para siempre. Si se preparan correctamente, hay un lugar para ustedes en algún maratón del mundo. Ojalá sean parte, porque vale la pena.
Por Santiago García.