El 31 de agosto de 1999, Miguel Correa no estaba al tanto de que su padre -que llevaba su mismo nombre- había viajado a Buenos Aires por trabajo. Su hermana, desesperada, le contó la noticia de que el avión que debía traerlo de regreso a Córdoba había tenido un accidente. Pero no tenían conocimiento, aún, de que acababa de ocurrir una de las peores tragedias aéreas de la Argentina: un Boeing 737-200 de LAPA no logró despegar en el aeroparque Jorge Newbery, atravesó las rejas, cruzó la avenida y golpeó de lleno contra una estructura del campo de golf de Punta Carrasco. Se contabilizaron 65 víctimas.
Miguel es hoy presidente de la Asociación Civil de Víctimas Aéreas. Desde allí, trabaja para evitar más desastres como el del vuelo 3142. "La sensación que tengo es de impunidad", asegura en diálogo con TN.com.ar. Por esta tragedia, nadie fue preso. En 2010, el Tribunal Federal 4 condenó por estrago culposo al gerente de operaciones Valerio Diehl y al jefe de mantenimiento de B737, Gabriel María Borsani; desvinculó del expediente a los principales directivos y responsabilizó al piloto Gustavo Weigel por ignorar la alarma de los flaps que indicaba que el despegue debía suspenderse. Y como si fuese poco, cuatro años después, prescribió la causa.
Sin embargo, Correa considera que el piloto Gustavo Weigel y su copiloto, Luis Etcheverry, "también fueron víctimas del sistema" y carga con toda la responsabilidad a los principales ejecutivos de la compañía de Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA), entre ellos, a su presidente, Andrés Deutsch (ya fallecido); su mano derecha Ronaldo Patricio Boyd; el gerente de operaciones, Fabián Chionetti y Nora Arzeno, exgerente de Recursos Humanos.
-¿Cuando usted escucha el audio de los pilotos previo a la tragedia, no siente bronca por su accionar?
-El piloto y el copiloto fueron víctimas de este sistema, porque al fin y al cabo pagaron con su vida todo el mal funcionamiento de la empresa LAPA. Tenían presiones laborales y eso quedó probado en el juicio. Sufrieron presiones para sacar los aviones estuvieran como estuvieran.
-¿No cree que pudieron haber tenido más responsabilidad al mando de un avión con 100 personas a bordo?
-A lo mejor, estaban acostumbrados a que sonara una alarma y a no acatarla por presiones. Se probó también que había muchos que le ponían el hombro a la empresa y cuando digo eso me refiero a dejar de lado todas las alertas que sonaran en un avión.
-¿Esta sensación de impunidad de la que habla está relacionada con la no condena a Deutsch?
-Cuando no hay control por parte de las empresas y no hay control del Estado, pasan estas cosas. Los testigos demostraron que había una pésima cultura de seguridad: los pilotos no tenían vacaciones ni habían aprobado los exámenes en los simuladores de vuelo. Claro que los pilotos cometieron un error, pero también son absolutamente responsables los que diagramaban los vuelos y quienes los capacitaban. A esto, se le suman los antecedentes que tenía la empresa. Esto te da un indicio de cómo era la compañía.
-¿Por qué cree que la Justicia no condenó a los altos mandos de LAPA?
-Hubo manipulación del sistema judicial, recurrimos a todas las instituciones de los tres poderes del Estado y tuvimos que pedirle a la Corte que por favor no le quitara personal al Tribunal que llevaba el caso. En 2014, con solo tres renglones, la Corte dijo que la causa ya era abstracta, que ya no tenia sentido, así de crudo, con esa frialdad. Las tragedias se van tapando unas a otras, después vino Cromañón, Once, y así.
-Su familia luego tuvo problemas con el cuerpo de su padre
- Así es, el cuerpo médico forense realizó mal las pruebas de ADN y trajimos a Córdoba un cuerpo que no era el de mi padre, y luego tuvimos que cambiarlo. En el cajón que enterramos, estaba el cuerpo de un chico de 31 años, cuando mi papá tenía 46 al momento del hecho. Tuvimos que padecer otro cachetazo más.
-¿Qué mensaje busca dar desde la asociación que dirige?
-Que estos casos no pueden quedar así de impunes. En la Argentina, cualquier persona puede poner una empresa de aviación comercial y matar a sus pasajeros y sabe que no va a ir preso. Yo interpreté ese mensaje por parte de la Justicia.
