Juan Pablo Pinto, uno de los pilotos del avión investigado por haber ingresado al país valijas sin pasar por los controles habituales, declaró ante la Justicia que reingresó a la pista de Aeroparque luego de pasar por Migraciones para terminar de cerrar el jet privado, que es propiedad del empresario Leonardo Scatturice, dueño de Flybondi e intermediario entre Javier Milei y Donald Trump.
Pinto dijo que es un procedimiento habitual cuando el avión queda estacionado varios días y que lo trasladó y acompañó personal de la empresa Royal Class, que opera la aeronave. Aseguró además que, tras cerrarlo, volvió a ingresar a la terminal “pasando por los escáneres de la PSA” y luego se retiró.
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“Normalmente la aeronave se cierra, pero no terminé de realizar la preservación. Habitualmente se realiza de esa manera: una vez que se aterriza, se desciende con los pasajeros, se realizan los controles de ingreso y luego se vuelve al avión por el check point”, explicó Pinto.
“Una camioneta de Royal Class me traslada desde la terminal hacia el avión, finalizo las tareas de arribo —desenergizó el avión, pongo los cobertores de Pitot, los parasoles, desconecto las baterías, cierro la aeronave, tanto puerta como bodega— y la llave queda en mi poder”, agregó.

Este punto es fundamental para los investigadores porque, según los fiscales, un jet en tránsito de origen y destino internacional debe quedar sellado por la Aduana o alguna autoridad aeroportuaria. Esto nunca pasó -sólo cerró el piloto con llave-. Y adentro quedaron dos valijas de las cuales no hay control de trazabilidad mientras estuvieron en el país.
Cuando los fiscales pidieron las cámaras de seguridad del hangar, llamativamente el material que envió la Policía Federal y la empresa está lleno de saltos temporales en las grabaciones.
El piloto declaró por videoconferencia el 1° de julio ante el Juzgado Nacional en lo Penal Económico N° 2, en la causa que investiga si hubo contrabando en el vuelo N18RU, que llegó a la Argentina el 26 de febrero pasado.
Pinto identificó en las imágenes del expediente a la agente de Aduana que los recibió al pie del avión y los acompañó hasta el control: “Habitualmente no nos está esperando nadie, ni tenemos que aguardar a nadie”, afirmó. También reconoció al empleado de Royal Class. Según dijo, tras pasar Migraciones, los pasajeros y tripulantes cruzaron el Duty Free, retiraron el equipaje y se dirigieron hacia el pasillo que les indicó la Aduana.
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Consultado sobre las imágenes donde se ven a cuatro personas esperándolos antes del escáner —incluida la agente aduanera que los acompañó desde la pista—, Pinto afirmó. “No advierto ningún procedimiento que no sea el habitual tanto en vuelos privados como en vuelos comerciales. Por eso está dividido el pasillo”, declaró. Agregó que, en caso de funcionar el semáforo, “el canal verde pasa fuera del escáner”.
Uno de los puntos clave de la investigación es la diferencia entre la cantidad de valijas ingresadas y las declaradas. Pinto sostuvo que ese detalle no figura en el Formulario de Declaración General (FDG) porque “esa parte no se llena en ningún FDG” y que “si hubiera que llenarlo, no estaría sellado”.

Además, dijo que dentro del avión quedaron dos valijas —una de Laura Belén Arrieta y otra de Víctor Du Plooy— porque eran equipaje en tránsito con destino final en París. “Lo que había adentro era ropa porque ellos estaban invitados a un evento de ropa de Louis Vuitton”, afirmó.
El vuelo llegó al país desde Estados Unidos con Arrieta, ejecutiva de OCP TECH, y los pilotos Pinto y José Luis Donato Bresciano. La aeronave estuvo en el país hasta el 5 de marzo, cuando partió rumbo a París con los mismos tres ocupantes y un cuarto pasajero: Víctor Du Plooy, gerente de negocios de OCP, que había ingresado por Ezeiza el 3 de marzo. La causa investiga el ingreso de 10 valijas, de las cuales solo cinco habrían sido declaradas.
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En su declaración, Pinto también detalló los movimientos en pista tras el aterrizaje. Dijo que vio camionetas de Aduana, Royal Class y PSA, y camiones de Intercargo que se encargaron del desagote de baños y la carga de agua potable. En las imágenes que le mostraron, identificó en varias escenas que la puerta del avión aún estaba cerrada, y luego abierta cuando los vehículos ya estaban en posición.
Por otra parte, fue consultado sobre una persona identificada como “Michi”, presunto chofer de Arrieta. Pinto dijo que solo lo conoce por ese apodo y que no tiene contacto ni datos personales.
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Desde la empresa COC Global, propietaria del jet Bombardier Global 5000, habían informado que el avión quedó cerrado en un hangar videovigilado, y que todo el personal a bordo era empleado de la compañía. “No hubo ninguna irregularidad ni falta de controles”, aseguraron en su comunicado. Sin embargo, los fiscales detectaron registros migratorios contradictorios, filmaciones incompletas durante la estadía del avión y un trato diferenciado a los pasajeros, que no atravesaron los escáneres a pesar de que no había congestión.
La causa sigue abierta y bajo secreto parcial, a la espera de nuevas medidas ordenadas por la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA) y la Justicia.