“Es insólito. Designan a un político declarado persona non grata en un país latinoamericano como Subsecretario de Asuntos de América Latina”. Conciso. Este comentario de un diplomático de carrera a TN representa el enojo de gran parte de los profesionales de Cancillería por la designación de Gabriel Fuks en ese cargo.
Sucede que esta mañana el Ministerio de Asuntos Exteriores difundió un comunicado donde informaba que Gabriel Fuks había presentado formalmente su renuncia como embajador argentino ante Ecuador y Santiago Cafiero lo designaba como el hombre a cargo de la política latinoamericana en Cancillería. Ese cargo había sido ocupado por Gustavo Martínez Pandiani, hombre muy cercano a Sergio Massa, hasta hace 15 días, cuando fue designado como embajador argentino en Suiza
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La Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación (APSEN) expresó “su profunda preocupación y rechazo a la decisión del Gobierno de realizar nombramientos en cargos que pueden ser ejercidos” por miembros del cuerpo diplomático. Además, alertó que “los funcionarios políticos designados no han demostrado tener las condiciones extraordinarias que justificarían sus designaciones”.
El nuevo destino de Martínez Pandiani no guarda relación con la nueva designación de Gabriel Fuks. No hay un malestar por el reemplazo porque, en sí, no es que se haya dado, sino que el Gobierno volvió a decidir ubicar en un puesto estratégico a un político en lugar de a un diplomático.
Una decisión que esconde un respaldo a Fuks
“Le agradezco a Alberto Fernández y a Santiago Cafiero por el respaldo a lo actuado y la nueva responsabilidad otorgada en Cancillería, pondremos el esfuerzo de siempre”, escribió Gabriel Fuks en su cuenta de Twitter conocida su designación.
Este gesto del presidente y el canciller es leído como un respaldo directo al dirigente político que fue legislador porteño, defensor adjunto de Pueblo de la Ciudad y secretario de Articulación Federal de la Seguridad de la Nación antes de llegar a la embajada argentina en Quito.
Allí fue declarado persona non grata por el presidente Guillermo Lasso en marzo de este año luego de la fuga de María de los Ángeles Duarte, la exministra de Transporte y Obras Públicas de Rafael Correa condenada por corrupción, como su jefe político, exiliado en Bélgica y con orden de detención en Ecuador.
Tras ese episodio tanto Argentina como Ecuador expulsaron a los máximos representantes diplomáticos de su territorio. Desde ese momento Fuks esperaba una designación.
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La huida de Duarte de la residencia argentina sigue envuelta en un manto de dudas. El ahora excanciller ecuatoriano –tras la crisis del gobierno de Lasso- Juan Carlos Holguín apuntó desde un primer momento contra Fuks por haberla dejado escapar y no colaborar con la justicia local.
Pero la Argentina se defendió y marcó distintos puntos ciegos y falencias de la propia policía ecuatoriana y de los agentes fronterizos de aquel país. “¿Cómo es que pudo pasar la frontera sin que sea identificada?”, se preguntó el exembajador argentino para criticar al gobierno de Lasso.
Lo cierto es que desde aquel momento la relación entre ambos países quedó muy tensa, aunque no se llegó a romper la relación diplomática. Restará ver quién es el nuevo presidente de Ecuador tras las próximas elecciones del 20 de agosto. Hoy Lasso anunció que no buscará la reelección.