Un plan previo, mensajes comprometedores y otra arma que no se utilizó fueron los ejes de investigación de la Justicia durante las últimas jornadas sobre el atentado que sufrió Cristina Kirchner el pasado 1° de septiembre.
El peritaje de su celular dejó a Gabriel Carrizo, conocido como el líder de la “banda de los copitos”, más complicado dentro de la causa judicial sobre el ataque a la Vicepresidenta, que ya tiene cuatro detenidos. Tal es así que este domingo la jueza, María Eugenia Capuchetti, rechazó el pedido de excarcelación a raíz de que podría poner en riesgo la investigación.
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Tras el rechazo, el abogado de Carrizo, Gastón Marano, manifestó en diálogo con TN: “Necesita una defensa férrea, está imputado de un delito gravísimo en un contexto donde las cosas no lucen bien para él. Hemos presentado un pedido de excarcelación que fue rechazado, era esperable. La acusación de que puede entorpecer la investigación es, por lo menos, ridícula”.
“No tiene ningún tipo de bienes o fortunas como para dedicarse a entorpecer una investigación de estas características. ¿De qué modo Carrizo que vive en un barrio humilde de Morón tendría capacidad para influir con eso?”, enfatizó y adelantó que apelará la decisión de la jueza Capuchetti.
Los chats que complican al jefe de “la banda de los copitos”
El joven de 22 años declaró el viernes durante tres horas frente a la jueza federal y el fiscal Carlos Rívolo. Allí buscó despegarse de Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Agustina Díaz y calificó los chats encontrados en su celular, vinculados al ataque a CFK, como “una broma”.
“Alguien que sepa que hay contenido incriminatorio en su celular, no se va a apersonar voluntariamente a la Justicia a entregar el celular. Justamente por eso toma fuerza la versión de Carrizo cuando explica que no había prestado atención a esas conversaciones, que las había tenido en tono de chiste”, señaló el letrado. Sin embargo, en la Justicia no le creen y aseguran que intervino de forma activa.
La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) se encargó de realizar el peritaje a su celular. Unos chats altamente comprometedores fueron el motivo de su detención.
En uno de ellos, indicaba: “Estamos decididos a matarla”. Incluso, luego del fallido atentado de Fernando André Sabag Montiel, señalaba: “Estuvo a punto de convertirse en héroe nacional”.
A su vez, Carrizo llegó a insultar a Sabag Montiel luego de que no lograra disparar el arma: “Esto estaba planificado para dentro de una semana. Hizo todo mal, es un pel...”.
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El intercambio de mensajes, según se pudo constatar, fue con su hermanastra Andrea, que en reiteradas oportunidades intentó frenarlo con frases como “Pensá en tu hno Gaby” y “Pensá en Facu”.
Seguidamente, en los mensajes aparece la existencia de otro revólver. “El arma con la que intentó ponerla no es la mía, yo le di un 22 corto. Recién hablé con la novia y la tiene ella, así que mañana la vamos a ocultar y vamos a ir a Crónica a hablar”, dijo Carrizo.
La pistola que utilizó Sabag Montiel y que gatilló en dos oportunidades fue la Bersa Calibre 32. La otra arma calibre 22 que habría aportado el líder de la “banda de los copitos” finalmente no se utilizó aquella jornada.
En su declaración del viernes, Carrizo se defendió bajo el argumento de que todo lo que habló con su hermanastra en el chat fue simplemente “una joda”.
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Según reconstruyó Clarín, habría dicho ante la jueza y el fiscal: “Voy a parecer un gil, pero le estaba haciendo creer que era parte de esto. No fue real, no estaba vinculado con Brenda ni con Nando (por Sabag Montiel). Ahora entiendo por qué estuve en el calabozo, por esa mierda que dije. Les juro que fue mentira”.
En ese sentido, el abogado de Carrizo sostuvo: “Los chats que han transcendido con una mujer fueron encontrados sin indagar demasiado porque él entregó el teléfono y la contraseña. Esos mensajes y toda la prueba incriminatoria es de carácter posterior al hecho. No se encontró ningún mensaje coordinando el hecho ni con Brenda, hablaban del emprendimiento de los algodones de azúcar. Hay una orfandad probatoria absoluta”.
Marano explicó que “la banda de los copitos” se enteró por televisión de lo que había sucedido: “Todos se sorprendieron por igual, llamaron a Brenda y ella todo el tiempo sostuvo que no había estado presente durante el atentado y que hacía dos días que no veía a Sabag Montiel. Todos le creyeron, no tenían motivo para no creerle”; es por ello que, según dice la defensa, acudieron junto a Uliarte a la entrevista con Telefe.
Sin embargo, días después “al descubrir la mentira de Brenda, la reacción de Carrizo fue como la de cualquier ciudadano inocente, se acercó a la central de policía y dijo ‘digamos que nos mintió’”.
Para Capuchetti y Rívolo, los detenidos Carrizo, Sabag Montiel, Uliarte y Agustina Díaz planificaron el ataque contra la Vicepresidenta de forma premeditada, con varios días de anticipación, y contaron con el aporte de dos armas de fuego.
Incluso, agregaron que el plan para atentar contra Cristina Kirchner se inició el 22 de abril pasado. Se trata de la fecha en la que Brenda compró la pistola Bersa Calibre 32 que se utilizó en la jornada del ataque. Más de dos meses después aparecerían chats con Agustina Díaz, la tercera detenida, señalando por primera vez la intención de magnicidio.
“Voy con el fierro y le pego un tiro a Cristina…me dan los ovarios para hacerlo…el tema es como porque la vieja tiene seguridad”, escribió. Posteriormente, tal como se observó en el análisis de las cámaras de seguridad de las inmediaciones de la casa de la Vicepresidenta, tanto Uliarte como Sabag Montiel estuvieron previamente, a finales de agosto, con la intención de, en ese momento, perpetrar el ataque.
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A raíz de estos hechos, la jueza María Eugenia Capuchetti dictó el jueves el procesamiento con prisión preventiva para Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte por homicidio agravado en tentativa contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, junto al embargo por $100 millones para cada uno.
