El diario económico británico Financial Times advirtió en uno de sus editoriales de este martes que la Argentina podría repetir sus “penurias económicas” si el presidente Alberto Fernández se inclina por aumentar el gasto y financiarlo con emisión monetaria, sin acordar con el FMI ni restaurar la confianza de las empresas para impulsar la inversión.
El texto titulado “Argentina podría repetir sus problemas económicos” analiza la situación en la que se encuentra el gobierno de Alberto Fernández tras la “paliza” en las PASO y la disputa con la vicepresidenta Cristina Kirchner, que llevó a cambios en el gabinete.
El Financial Times advirtió además que el rumbo económico que el gobierno argentino está profundizando podría llevar a una nueva “crisis económica seguida de una victoria de la oposición en las próximas elecciones presidenciales” en 2023.
Deuda soberana incumplida y el “peligroso” trabajo de ministro de Economía
“La historia tiene la desagradable costumbre de repetirse en Argentina”, comenzó el FT antes de recordar que el país incumplió nueve veces su deuda soberana. También sostuvo con ironía que en Argentina ”el trabajo de ministro de Economía es especialmente peligroso: 17 personas han ocupado el cargo este siglo” y nota que hubo 13 titulares del Banco Central en el mismo lapso.
Para sacar el país adelante, el Times aconsejó las recetas liberales de siempre: inversión privada y políticas de austeridad. “La inversión del sector privado es esencial para sacar a la economía de la recesión. Hay que frenar el gasto público para reducir una de las tasas de inflación más altas del mundo. Es necesario un acuerdo con el FMI para reprogramar la deuda y restablecer el acceso a los mercados internacionales”, aseveran.
Qué dijo el Financial Times sobre la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner y el nuevo gabinete
“Sin embargo, la respuesta del gobierno peronista a la reciente derrota en las elecciones primarias no implicó ninguna de estas cosas”, lamentó el diario financiero, que se extendió sobre la disputa entre el presidente y la vicepresidenta. Según dicen, los cambios en el gabinete fueron “para aumentar el poder de Kirchner” y se dieron junto a “medidas de gasto a corto plazo para impulsar la suerte del peronismo en las elecciones legislativas”.
“Este dúo nunca iba a ser una pirueta política fácil de ejecutar”, opina el Financial Times sobre la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
“La pareja se unió antes de las últimas elecciones, pero se mantuvieron importantes diferencias. Los instintos de Fernández son más pragmáticos, mientras ella es partidaria de una mayor intervención, un generoso gasto en bienestar y medidas poco ortodoxas para pagarlo. Su diagnóstico de la derrota de los peronistas en las primarias fue que Fernández había aplicado políticas de austeridad equivocadas”, sostuvo el diario.
Larga cuarentena y los escándalos del vacunatorio VIP y la “fiesta ilegal de cumpleaños” de Fabiola Yañez.
El FT atribuyó además al Gobierno algunos de los problemas que atraviesa el oficialismo, con críticas a la larga cuarentena “que paralizó la economía pero no logró controlar el virus”, a la campaña de vacunación así como al escándalo por el vacunatorio VIP y la “fiesta ilegal de cumpleaños” de la primera dama Fabiola Yañez en Olivos “en el momento más álgido del encierro”.
“El presidente impuso uno de los cierres más largos y estrictos del mundo, que paralizó la economía pero no logró controlar el virus. Como resultado, Argentina tiene una de las tasas de mortalidad más altas del mundo por Covid-19″, afirmaron. “La vacunación se vio comprometida por una temprana decisión de apostar fuertemente por la vacuna rusa Sputnik”, agregó el periódico británico.
El Financial Times pintó un panorama poco alentador de la situación internacional del país, que atribuye a las políticas de control de precios del Gobierno: “La confianza de las empresas sigue siendo baja, perjudicada por las numerosas intervenciones del Gobierno en la economía para controlar los precios, gestionar el tipo de cambio y gravar las exportaciones agrícolas. Argentina sigue aislada de los mercados internacionales de deuda a falta de un acuerdo con el FMI, lo que obliga al gobierno a imprimir dinero para financiar el gasto”.
Además, critica duramente a la vicepresidenta al afirmar que “el diagnóstico de Kirchner sobre la situación es erróneo”.
“Aunque la pandemia ha agravado las tensiones sociales y las necesidades de los más desfavorecidos son acuciantes, el gasto adicional ahora sólo empeorará la inflación, que perjudica principalmente a los pobres. Sin una reactivación del sector privado en Argentina, el gobierno no tendrá dinero para gastar”, dijo el Financial Times.
En ese contexto, el medio británico consideró que “el gobierno debería actuar rápidamente para restaurar la confianza de las empresas, reducir la intervención en la economía, recortar el gasto público y alcanzar un acuerdo con el FMI”.
“Si no lo hace, se avecina una crisis económica, seguida de una victoria de la oposición en las próximas elecciones presidenciales. Esta es una parte de la historia argentina que Kirchner no querrá repetir”, vaticinó.
El editorial del Financial Times completo
La historia tiene la desagradable costumbre de repetirse en Argentina. El país ha incumplido nueve veces su deuda soberana en medio de crisis económicas tan frecuentes que se han convertido en una forma de vida. El puesto de ministro de economía es especialmente peligroso: 17 personas han ocupado el cargo en este siglo, junto con 13 gobernadores del banco central.
Los inversores también tienen una lista de deseos conocida. La inversión del sector privado es esencial para sacar a la economía de la recesión. Hay que frenar el gasto público para reducir una de las tasas de inflación más altas del mundo. Es necesario un acuerdo con el FMI para reprogramar la deuda y restablecer el acceso a los mercados internacionales.
Sin embargo, la respuesta del gobierno peronista a la reciente derrota en las elecciones primarias no implicó ninguna de estas cosas. En su lugar, una disputa entre sus principales figuras, el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, fue seguida de una remodelación del gabinete para aumentar el poder de Kirchner y de medidas de gasto a corto plazo para impulsar la suerte peronista en las elecciones legislativas de noviembre.
Este dúo nunca iba a ser una pirueta política fácil de ejecutar. Kirchner es la figura más destacada del peronismo, ya que fue presidente entre 2007 y 2015. Fernández, que no es pariente, trabajó brevemente como jefe de gabinete de Kirchner, pero dimitió abruptamente en 2008 en una disputa sobre el alcance de la intervención del gobierno en la economía.
La pareja se unió antes de las últimas elecciones, pero se mantuvieron importantes diferencias. Los instintos de Fernández son más pragmáticos, mientras que ella es partidaria de una mayor intervención, un generoso gasto en bienestar y medidas poco ortodoxas para pagarlo. Su diagnóstico de la derrota de los peronistas en las primarias fue que Fernández había aplicado políticas de austeridad equivocadas.
Otros problemas a los que se enfrentan los peronistas son en gran medida de su propia cosecha. El presidente impuso uno de los cierres más largos y estrictos del mundo, que paralizó la economía pero no logró controlar el virus. Como resultado, Argentina tiene una de las tasas de mortalidad más altas del mundo por Covid-19. La vacunación se vio comprometida por una temprana decisión de apostar fuertemente por la vacuna rusa Sputnik.
A un escándalo por el acceso privilegiado a la vacunación de peronistas con buenos contactos le siguió otro por una fiesta de cumpleaños ilegal celebrada por el presidente para su novia en su residencia oficial en pleno cierre.
La confianza de las empresas sigue siendo baja, perjudicada por las numerosas intervenciones del gobierno en la economía para controlar los precios, gestionar el tipo de cambio y gravar las exportaciones agrícolas. Argentina sigue aislada de los mercados internacionales de deuda a falta de un acuerdo con el FMI, lo que obliga al gobierno a imprimir dinero para financiar el gasto.
El diagnóstico de Kirchner sobre la situación es erróneo. Aunque la pandemia ha agravado las tensiones sociales y las necesidades de los más desfavorecidos son acuciantes, el gasto adicional ahora sólo empeorará la inflación, que perjudica principalmente a los pobres. Sin una reactivación del sector privado en Argentina, no habrá dinero para que el gobierno gaste.
Probablemente sea demasiado esperar que se adopten políticas económicas sensatas antes de las elecciones legislativas de noviembre, en las que está en riesgo la mayoría peronista en el Senado. Pero después de eso, el gobierno debería actuar rápidamente para restaurar la confianza de las empresas, reducir la intervención en la economía, recortar el gasto público y alcanzar un acuerdo con el FMI.
Si no lo hace, se avecina una crisis económica, seguida de una victoria de la oposición en las próximas elecciones presidenciales. Esta es una parte de la historia argentina que Kirchner no querrá repetir.