Mauricio Macri está tironeado entre pulseadas: su meta de reducir el déficit fiscal y la disputa salarial. Esa tensión ya se convirtió en el principal eje de conflicto para el año electoral. El modo en que se resuelva esa tensión será determinante para el objetivo de Cambiemos para este año: plebiscitar la gestión.
En las mesas paritarias, del sector público y del privado, el Gobierno está promoviendo un techo difícil de digerir por los trabajadores bajo convenio. Afirmado en la previsión inflacionaria de 17 por ciento para este año, la Casa Rosada avala y ofrece subas salariales en torno a ese porcentaje.
// Triaca negó que el Gobierno quiera fijar un límite en las paritarias del 17%
El rechazo de los sindicatos y el anuncio de medidas de fuerza por parte de la CGT se explica a partir de esa cifra: el poder de compra de los salarios cayó 6 por ciento promedio en 2016 con algunos sectores, como los obreros de la construcción, que perdieron más de 11 por ciento de su capacidad adquisitiva.
Con una inflación por encima del 40 por ciento del año pasado, los sindicatos se niegan a aceptar un acuerdo que convalide el deterioro salarial.
Desde 2008, la gestión kirchnerista intentó sin mucho éxito controlar la suba de precios a través de techos para las subas salariales que limitaran la demanda. La consecuencia fue siempre la expansión del gasto y la emisión monetaria. Macri quiere techo sin maquinita. La meta es difícil.
La decisión del la CGT de lanzar una movilización para el 7 de marzo y la amenaza de un paro para la tercera semana de ese mes, se apoya precisamente en el fracaso de la herramienta que diseñó el gobierno para sostener el nivel de empleo y salarios: la Mesa de Diálogo para la Producción y el Trabajo.
// Para Dujovne, el empleo se recupera y la CGT "hace un uso político" en un año electoral
El acta acordada por empresarios y sindicatos establecía la necesidad de “crear las condiciones para un crecimiento sustentable, que genere empleos formales y de calidad, cuidando el poder adquisitivo del salario”. Hasta ahora no ocurrió. Y la CGT abandonó la mesa.
La decisión del Gobierno de sacarse de encima el peso de ponerle la firma al techo de la paritaria docente abrió un nuevo foco de conflicto con los gobernadores. Cada uno se hará cargo de su distrito, pero piden dinero para afrontar el costo de los aumentos. De nuevo: déficit o actividad, esa es la discusión.
Con las cuentas ajustadas, la provincias ya anticipan un escenario de conflicto para el inicio del ciclo lectivo. Los sindicatos piden mucho más que ese 18 por ciento que ofrecen los gobernadores.
// El Gobierno no intervendrá en las paritarias docentes de cada provincia
Para el sector privado en el Ministerio de Hacienda imaginan que la vara se elevará en torno a 23 o 24 por ciento, es decir la inflación proyectada con los seis puntos de pérdida del poder adquisitivo de 2016. La lectura es un tanto optimista. Si se miran los número de la UOCRA, por ejemplo, la cosa cambia.
Los obreros de la construcción perdieron 11 por ciento de su salario en 2016 y debe renovar el convenio en marzo. Es un sector clave para los planes de reactivación de la obra pública que promociona el Ejecutivo. El secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, es uno de los impulsores de las protestas de marzo y uno de los que más gritó en favor de romper la mesa de diálogo.
El problema no es solamente la brecha salarial sino la desconfianza en la proyección oficial. El año pasado el Ejecutivo prometió una inflación en torno a 25 por ciento y fue de 40. Hoy, las consultoras privadas que releva el Banco Central no bajan de 20 por ciento. Es decir que los docentes de todo el país ya arrancarían el año en rojo.
Los aumentos en la energía decretados para el próximo mes ya suman una cuota adicional de presión sobre los precios. El valor de la luz derrama en todos los productos de la economía, incluyendo los alimentos. Las consultoras privadas calcularon para enero una suba de los precios de 1,8 por ciento y anticipan que en febrero llegará a 2%: efecto Aranguren. Ambas subas están por encima de la meta de 1,5 por ciento de inflación mensual. En ese contexto, gobierno y empresarios buscan convencer a los trabajadores.
// Desdoblan el aumento de la luz y la tarifa subirá entre 61 y 148% desde marzo
En la recuperación del salario se juega el rebote de una economía que depende casi exclusivamente del mercado interno. Pero los altos niveles de déficit heredados operan en contra de ese objetivo. Macri y los gobernadores, que buscan revalidar sus títulos en las legislativas, tienen en sus manos la braza que puede hacer arder esas expectativas.
Las elecciones que adopten en estas semanas serán claves para sus planes futuros. Tienen que elegir entre cuidar las cuentas públicas o cuidar el bolsillo de los trabajadores. Las primeras señales del verano no son alentadoras para los asalariados.