“Tu posición egoísta va a enfermar a los demás”, es una de las frases elegidas que ponen en marcha una sencilla operación psicopática que invalida al que no piensa igual. “¿Vos querés que mueran 20 mil personas, como en tal país?”. Vamos de vuelta: no se señala al que rompe la cuarentena –acción reprochable- sino al que pregunta. El dispositivo de vigilancia y culpabilización está en marcha nuevamente, como en las mejores épocas. La policía moral construye un cerco ideológico y controla quién está adentro y quién afuera. ¿Afuera de qué? De la consideración de “buena persona”. Dicho de otro modo: cierta militancia intenta instalar otra forma de cerco sanitario que separa las ideas “sanas” de las que no lo son.
En la famosa foto de hace un par de semanas, Alberto Fernández camina por los senderos de Olivos junto a Cristina, rumbo al chalecito donde tendrán su larga conversación. “El jardín de los senderos que no se bifurcan”, podría ser el nombre de esa fotografía. ¿Quiere bifurcarse el presidente? Y si quisiera, ¿puede hacerlo?
Acaba de tomar distancia del proyecto de Fernanda Vallejos -muy próxima a la expresidenta- de quedarse con acciones de las grandes empresas que fueron asistidas por el estado durante la pandemia. Ahí tiene, al parecer, cierto “distanciamiento social-ideológico” permitido. En cambio, hay otros temas en los que no, por ejemplo la justicia.
Elon Musk estuvo a punto de mandar un cohete al espacio en una misión conjunta con la Nasa, pero algo falló y se pospuso. Mientras tanto, en la Argentina y casi al mismo tiempo, el Consejo de la Magistratura tenía que decidir si destituía a Canicoba Corral, acusado de enriquecimiento y de favorecer al kirchnerismo, pero la votación a través de Zoom se pospuso porque a la persona que tenía el voto decisivo se le cortó la luz en su casa. Paradoja espacial: la misión tripulada del Instituto Patria supo encontrar el enchufe decisivo. Elon Musk, no.
Cierta militancia intenta instalar otra forma de cerco sanitario que separa las ideas “sanas” de las que no lo son.
La conquista del espacio es desafiante. Pero más la conquista de la justicia. El Tribunal Oral Federal 2, que juzga a la vicepresidenta por la obra pública, está proponiendo dos opciones para reiniciar el juicio oral. Quieren contratar la licencia de la versión premium de la plataforma Zoom para hacer las audiencias por videconferencia. Y si no, garantizar los protocolos sanitarios y que se retome el juicio de modo presencial. ¿Qué contestará el Consejo de la Magistratura? Hasta ahora, no se pudo continuar porque no había manera técnica –decía ese organismo- de conectar a 50 pantallas juntas. Por lo bajo, algunos dicen que la idea es oxidar a ese Cabo Cañaveral llamado Comodoro Py, para que los juicios de corrupción nunca despeguen.
Por Diego Sehinkman.