Hay cuestiones de la política que son cifradas, son técnicas. El ciudadano común no tiene por qué prestarle atención, pero en ese carácter cifrado, hermético, a lo mejor incomprensible, tienen efectos estratégicos sobre el poder, sobre la lucha política, sobre quién gana y quién pierde. Esto es lo que pasa con los sistemas electorales alrededor del mundo.
Todo sistema electoral es un método para elegir a alguien, pero según las reglas de cada sistema, tira para un lado o tira para el otro, beneficia a alguien o lo perjudica, genera un tipo de organización del poder y del gobierno o genera otro tipo. Ningún sistema electoral es inocente.
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En la Cámara de Diputados, se trató una gran reforma electoral con consecuencias muy importantes: la Boleta Única de Papel. ¿En qué consiste? Uno, normalmente, va al cuarto oscuro y encuentra distintas boletas de distintos partidos, con todos los cargos a elegir.
Ahora, va a ser distinto. Cuando uno vaya al cuarto oscuro, se va a encontrar una sola boleta -por eso boleta única- donde van a estar todos los partidos y todos los candidatos nacionales. Y uno va a tomar esa boleta y marcar cuál es el candidato o el partido que le gusta.
Se simplifica mucho la fiscalización, va a ser mucho más transparente, va a haber menos posibilidades de fraude. Pero genera un cambio de dimensiones importantísimas si uno empieza a mirar el fenómeno. ¿Por qué? Porque usted va a ir al cuarto oscuro, va a encontrar esa boleta única, solo para los cargos nacionales.
¿Qué pasa con los cargos provinciales? El año que viene, se va a elegir diputados para la legislatura, senadores para la legislatura, concejales. Esos van a estar en la vieja boleta, sábana. Son dos elecciones distintas, una para los cargos nacionales, con un sistema; la otra, para los cargos locales.
¿Eso qué efecto tiene? Que ahora el candidato nacional ya no va a arrastrar al resto de los cargos. En su momento, supongamos, Cristina Kirchner, que podría ser candidata el año que viene, a diputada, iría en una lista de diputados nacionales, pero los candidatos a concejales, a diputados provinciales, dependerían más de los intendentes que de ella, porque ya no habría enganche.
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Se desacopla -esto, en la provincia de Buenos Aires, es muy importante- el poder de los líderes bonaerenses, de los caudillos bonaerenses, de las figuras nacionales del partido. Esto desequilibra enormemente la cancha, porque ahora pongámonos en la cabeza de Javier Milei. Manda un candidato a diputado nacional y no necesita, para que a ese candidato le vaya bien, que tenga intendentes, que tenga concejales, que tenga un aparato territorial, que lo soporte.
Es la pérdida de poder de los grandes líderes nacionales frente a los líderes locales, sobre todo a los intendentes. Cuando sea la elección de gobernador en 2027, el gobernador de la provincia de Buenos Aires lo van a poner los intendentes. Ya no va a haber un dedo nacional que dice es fulano o es mengano. Y así, en todas las provincias. Quiere decir que estamos ante un sistema que cambia. Entenderlo técnicamente es complejo, tiene efectos sobre la fiscalización, pero sobre todo, es un cambio importantísimo en las relaciones de poder en la Argentina.