Javier Milei parecía estar en el mejor de los mundos con sus viajes al exterior para hablar de su cruzada contra el socialismo y mostrarse como el presidente más libertario que pueda existir y, de paso, recibir distinciones de los que tienen un pensamiento similar, aunque sean minorías. Se siente “Terminator” y asegura que Arnold Schwarzenegger es tan libertario como él.
Así, a seis meses de haber llegado a la Casa Rosada, no priorizó ninguna visita oficial, ni siquiera con los vecinos de la Argentina. Sin embargo, la compleja realidad del país le mostró, una vez más, que entre lo que imaginó que se podía hacer y lo que se hace, hay una amplia distancia.
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Es que Milei no logró sacar ninguna de las leyes que son pilares para su gobierno y la oposición juntó voluntades que parecían irreconciliables para amenazar con aprobar, en el Congreso, una nueva ley de movilidad jubilatoria y avanzar con el financiamiento universitario y el fondo de incentivo docente.
Cuándo parecía que Milei y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello entraban en el mejor de los mundos por dejar al descubierto supuestos negociados y extorsiones que involucraban a organizaciones piqueteras, como el Polo Obrero, por el reparto de planes sociales, un escándalo explotó con la denuncia de corrupción que golpea a la propia tropa en ese ministerio y ahora está en manos de la Justicia.
Como ocurre en la Argentina, estos problemas políticos repercutieron en los mercados que ya venían desconfiando de los planes oficiales. Y otra vez la misma historia, subió el dólar blue, bajaron los bonos y las acciones y el riesgo país apuntó para arriba.
Esta situación obligó a Milei a “recalcular” el rumbo de su gobierno y meter mano en su equipo de funcionarios. El despido del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, fue un ejemplo de hasta dónde estaba dispuesto a avanzar el presidente.
También le siguieron funcionarios que tenían un puente directo con Posse, como el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Silvestre Sívori. En el gobierno había un microclima de sospechas de que muchos funcionarios eran espiados, entre ellos Pettovello.
Además, quedó fuera del gobierno el secretario de Ciencia y Tecnología, Alejandro Cosentino. Cuanto menos rastro de Posse, mejor, parece ser la consigna.
Hasta la salida del exjefe de Gabinete, el gobierno de Milei llevaba más de 30 funcionarios que dejaron sus puestos, por las más variadas causas. Esto disparó la interna de los libertarios en medio de un clima de sospechas. Los problemas de deficientes gestiones saltaban a la vista.
El Presidente ya empezó a pagar el costo de haber creado un superministerio que engloba a Desarrollo Social, Salud, Educación y Trabajo, entre otras áreas.
En casi seis meses se fueron unos 40 funcionarios de distintas áreas de Capital Humano, aunque la bomba fue el despido del secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo de la Torre, por el escándalo de las contrataciones y el supuesto financiamiento de la política.
En este escenario, Pettovello puso su renuncia a disposición de Milei y le manifestó su deseo de dejar el gobierno. Pero el Presidente no estaba dispuesto a dar ese paso, de ninguna manera. Por eso salió a elogiar y a apoyar a la ministra en público y, en privado, le rogó que no se fuera.
Pero también le pidió que hicieran lo mismo a su hermana, Karina Milei, a la que se le conoce poco la voz; al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y hasta la vicepresidente Victoria Villarruel, a la que el Presidente le otorgó nuevamente aire para que lo ayude en la aprobación de la Ley Bases.
Milei pareció darse cuenta de que varias cosas se estaban saliendo de control y por eso volvió a ubicarse de nuevo en el medio del escenario político argentino, con estridentes declaraciones en reportajes dados a diario durante algunos días
Está dispuesto a enfrentar la tormenta y por eso recortó un viaje de 11 días al exterior, siguiendo la constante de presentarse ante el mundo y codearse con la derecha más representativa en las naciones europeas.
El Presidente espera que lo peor ya haya pasado en Capital Humano y que Pettovello mantenga el control de la situación mientras avanzan en la Justicia las investigaciones sobre los planes sociales y la supuesta corrupción en los contratos del Ministerio. También espera una señal del Congreso para dar un mensaje al exterior y calmar a los mercados que despertaron viejos fantasmas.
En la vereda de enfrente volvieron a aparecer Cristina Kirchner, la CGT y las organizaciones sociales que presionan a los senadores de la oposición para que voten en contra de Milei.
Por eso, la mirada está puesta en el próximo miércoles cuando el Senado trate la Ley Bases. Villarreal y Francos le aseguran a Milei contar con los votos para su aprobación en general, aunque no está claro qué artículos serán modificados cuando se trate en particular para que el proyecto vuelva a la Cámara de Diputados.
El foco está en lo que pueda ocurrir con el impuesto a las ganancias, el Régimen de Incentivo contra las Grandes Inversiones, el blanqueo de capitales y las empresas a privatizar. Estos parecen ser los puntos más críticos para el gobierno.
La necesidad siempre tiene cara de hereje en la política y la plata, que antes no estaba, parece que apareció para negociar con los gobernadores los votos necesarios para la aprobación de la ley. La promesa de reactivar la obra pública volvió de la mano del Jefe de Gabinete y el secretario de Interior, Lisandro Catalán.
En definitiva, Milei todavía tiene un preciado tesoro y es el nivel de su imagen positiva que marca las encuestas, pero también sabe que no puede tirar demasiado de la soga.