Es un caso único. Manuel Rocha es un colombiano naturalizado estadounidense que se incorporó a la diplomacia norteamericana en 1982 -época de la guerra de las Malvinas, para ponerlo en perspectiva-. Desde entonces, ocupó distintos lugares en el gobierno, siempre ligado a América Latina, entre los que destacan el de encargado de las relaciones de la Casa Blanca con Cuba; entre 1997 y 1999, embajador en Bolivia y estuvo a cargo de la representación estadounidense en la embajada de Suiza en La Habana, que era la que defendía los intereses de los Estados Unidos cuando dicho país no tenía embajador en la capital cubana. Desde aquella incorporación al servicio exterior, transcurrieron 40 años.
Ahora, está preso porque se descubrió que un año antes de ingresar en el servicio exterior norteamericano en el 82, había empezado a ser agente secreto cubano. Después de irse del servicio diplomático, formó parte de un estudio jurídico muy importante en Miami, que fue el encargado de defender a George Bush hijo en la polémica con Al Gore por el resultado de las elecciones que le dio la presidencia. Roche era republicano, halcón, es decir, muy anticubano, en la superficie, muy antibolivariano. En Miami, era corresponsal del estudio Kissinger-McCarthy, que asesoraba sobre temas latinoamericanos a los clientes de Kissinger.
Leé también: Cómo cayó el exembajador estadounidense en Argentina acusado de ser un espía cubano: la trampa del FBI
Mucha gente de Buenos Aires que conoce a Rocha está consternada porque lo veía como un halcón de la diplomacia norteamericana de derecha. Hubo un episodio curioso cuando era embajador en Bolivia: había elecciones entre un candidato, digamos, de derecha, Tuto Quiroga, y Evo Morales. Y Rocha, como embajador de Estados Unidos, hizo una declaración que nadie entendió por el nivel de torpeza en ese momento. Dijo: “Los bolivianos que voten por Evo Morales, sepan que están votando por un narcotraficante y que Estados Unidos los va a castigar”. Fue como una especie de convocatoria a votar a favor de Evo Morales. Ahora, se entiende que no fue torpeza, que para quien era embajador en Bolivia y agente cubano, estaba trabajando para sus verdaderos jefes. Una historia increíble, la más duradera que se conozca de un topo, de un espía encubierto que trabaja para una potencia extranjera. Supera la famosa historia de Kim Philby, que fue, durante más de 30 años, un agente soviético en el Servicio Secreto de Gran Bretaña.
Hoy, yo hablaba con una persona extraordinariamente ligada a parte del gobierno de Duhalde, y esta persona, muy calificada para hablar de estos temas, me dice: “Rocha, desde Bolivia, donde empieza a ser embajador en el 99 -es decir, cuando Duhalde pierde la elección-, en adelante, viajaba muchísimo a Buenos Aires. Después, siguió viajando a Buenos Aires porque tenía clientes privados. En esos viajes desde Bolivia a Buenos Aires, Rocha hablaba muchísimo con Duhalde; mucho, tenía una enorme influencia sobre él. Y esta persona, que formó parte del gobierno de Duhalde, que conoce este entramado como nadie, me hace esta pregunta: “¿No estaremos ante la develación del secreto?”. ¿Qué secreto? El secreto de por qué Duhalde eligió a Kirchner. ¿Por qué Duhalde descartó a Solá? ¿Por qué descartó a De la Sota -más importante-? ¿Por qué descartó a Lavagna cuando se lo propusieron y se empecinó tanto con Kirchner? ¿No sería un consejo de Rocha, que tenía tanta influencia? Es una pregunta inquietante, porque lo que está diciendo es, ¿a Kirchner, no lo habrán puesto los cubanos? Habrá que ver qué contesta Duhalde.
Leé también: Perú: la Justicia ordenó liberar al expresidente Alberto Fujimori, condenado por crímenes contra la humanidad
La caída de Rocha
La historia oficial que aparece en la documentación judicial del FBI es que Rocha recibe un mensaje que dice, “soy Miguel, soy agente secreto cubano, te quiero ver en la avenida Brickell, veámonos cerca de una iglesia evangélica”, cerca de donde él tenía el estudio. Él va, toma todos los recaudos, pasea antes por el barrio para despistar si alguien lo está siguiendo, mira a la distancia la confitería donde se van a encontrar, y se encuentran una y dos veces. Uno se pregunta, ¿un tipo que fue, por 40 años, agente encubierto, va a caer como un chorlito? No, lo más probable, dicen los que entienden de este mundo, es que ese Miguel era un agente cubano que era su contacto en Miami y que, ahora, trabaja para Estados Unidos. Entonces, él fue confiado en que el otro era un cubano al que conocía. Este lo grabó, lo filmó, y Rocha terminó preso.