El panorama de macrismo extendido tenía antecedentes. En última instancia, Menem había gobernado diez años y medio y el kirchnerismo doce y medio. A fines de 2017, el peronismo daba por perdida la elección presidencial 2019 y se preparaba para disputar realmente al finalizar el segundo mandato de Macri.
Un año más tarde, el escenario político es muy diferente. Vuelve a plantearse una polarización entre Macri y Cristina, como en las elecciones de 2015 y 2017. Pero cada uno de ellos, tiene aproximadamente un tercio y, en medio de ellos, cerca del 40%, trata de eludir la opción, aunque hoy no tiene alternativa ni candidato, por lo menos todavía.
Hoy tanto uno como el otro pueden ganar o perder. El cambio, se ha generado ante todo por la economía.
A fines del año pasado, se pronosticaba inflación para 2018 de 15% y no de 48% como tendrá lugar. Se anticipaba un crecimiento del PBI del 3% y habrá una caída que puede superar el 2%. Dólar cerca de 40 pesos en diciembre era un pronóstico alocado, dado que se estimaba estaría en aproximadamente la mitad. El riesgo país que a fines del año pasado no llegaba a 400 puntos, ahora se acerca a los 800. Tampoco era imaginable que en el segundo semestre, el FMI respaldaría a Argentina con un crédito de 57.000 millones de dólares.
En un contexto económico como éste, es inevitable el aumento de la pobreza, el desempleo y la desigualdad que ha tenido lugar. El G20 fue un éxito político y organizativo indiscutible, pero no ha sido eficaz para bajar el riesgo país.
Algo queda claro para 2019: la Argentina está llena de imponderables y lo que hoy esperamos bien podría ser muy diferente.
(*) Rosendo Fraga es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
