Hace 50 años, un huracán de libertad, rebelión y utopía atravesó Francia. Mientras en las calles de París los estudiantes levantaban barricadas y tiraban adoquines contra la policía, en las fábricas de todo el país los obreros paraban para pedir mejores sueldos y condiciones de trabajo. El año 1968 fue intenso. Hubo muchos acontecimientos que dejaron marcas: el asesinato de Martin Luther King y las protestas contra la guerra del Vietnam en EEUU; la "primavera de Praga" una reacción contra el sistema totalitario checoslovaco; y además, revueltas estudiantiles en México, Tokio o Berlín Oeste. Sin embargo, el "Mayo Francés" se destacó por el cruce entre el malestar popular y las aspiraciones de cambio de los jóvenes.
La irrupción de la juventud
Con el Mayo del 1968, un nuevo actor copó la escena: la juventud. La generación nacida del "baby boom" de la posguerra quería acabar con el autoritarismo, el conservadurismo y la moralina imperante.
Los estudiantes del Mayo Francés no conocieron las privaciones de la guerra, gozaron del crecimiento económico y fueron testigos del auge de la cultura pop. Querían expresarse y ser escuchados. Cuando levantaron barricadas en el corazón de París, no querían tomar el poder, sino cambiar una sociedad dominada por la figura patriarcal del general Charles de Gaulle, el héroe de la Segunda Guerra Mundial que gobernaba Francia desde hacía casi diez años.
Según explicó a la radio France Bleue el sociólogo francés Michel Fize, en el '68 se consuma una verdadera ruptura: "Es la primera vez que los jóvenes se diferencian de sus padres. Los jóvenes estaban hartos de una sociedad muy jerarquizada, muy vertical. Fize definió el carácter del fenómeno: "Es la reacción contra los "3P, el tríptico ‘profes-patrones-padres".
"Mayo del 68 fue un gran avance democrático y liberal, en el sentido político y cultural de la palabra. Se atacó la discriminación en todas sus formas", afirmó por su parte a la agencia de noticias AFP Henri Weber, un exmanifestante y exlíder de la Liga comunista, que se convirtió en senador y diputado europeo en las filas socialistas.
"Fue también un empujón hedonista, contra el puritanismo y la moral rigorista", añadió Weber. "En el '68, la juventud se libera de esa camisa de fuerza. Fueron contra todas las formas de ejercicio autoritario del poder, no contra la autoridad sino contra el autoritarismo", apuntó.
// Mayo Francés: las mujeres a la calle, pero no al poder
Cómo fueron los "acontecimientos" de mayo
El movimiento estudiantil no nació en París, sino en una zona obrera de las afueras. El 22 de marzo, Daniel Cohn-Bendit, estudiante alemán de sociología, y otros 141 compañeros de tendencia anarquista, trotskista, maoista o libertaria ocuparon un edificio de la Universidad de Nanterre para protestar contra la detención de estudiantes que manifestaban contra la Guerra de Vietnam.
En su "Manifiesto de los 142”, los estudiantes denunciaban tanto el imperialismo estadounidense como la represión del movimiento obrero y reclamaban una reforma profunda de la universidad. Con la revolución sexual ya en marcha, exigían también el derecho a residencias universitarias mixtas.
Tras el cierre de la Universidad de Nanterre en abril, el movimiento se trasladó a la facultad más famosa de Francia, La Sorbona. El 3 de mayo los estudiantes ocuparon la universidad durante algunas horas, hasta que fueron violentamente desalojados por la policía . Con cascos y escudos, los efectivos antimotines de las Compañias Republicanas de Seguridad (CRS) detuvieron a más de 400 jóvenes e hirieron a otros 600.
Las protestas continuaron en los días siguientes y las universidades parisinas volvieron a ser ocupadas. Se convirtieron en lugares de asambleas y debates permanentes para encontrar las formas de cambiar el mundo.
De estos encuentros, surgieron varias de las consignas, impregnadas de humor, idealismo y un toque de surrealismo, que luego coparon las paredes de la capital: "Prohibido prohibir", "No quiero perder mi vida ganándomela", “Gocen sin límites”, “Bajo los adoquines, la playa”, y la frase acuñada por el filósofo Jean-Paul Sartre, “la imaginación al poder”.
La noche de las barricadas
El 10 de mayo, una nueva protesta cambió todo el escenario. Tras una marcha masiva, cientos de estudiantes levantaron barricadas con autos, adoquines y carteles publicitarios en las calles del Barrio Latino.
A las 2.15 de la mañana, la policía recibió la orden de avanzar contra los manifestantes. A los cachiporrazos y los gases lacrimógenos, los jóvenes contestaron con una lluvia de adoquines.
Los choques dejaron muchos heridos y la represión fue tal que provocó la mayor huelga general de la historia de Francia.
El sindicalismo y el mundo obrero, que hasta entonces los miraban con recelo, decidieron unirse al movimiento estudiantil el 13 de mayo en una marcha masiva en París. En las banderas se podían leer eslóganes como "obreros y estudiantes juntos" , "gobierno popular" o "el poder retrocede, derribémoslo".
// El Mayo Francés, una revolución en las paredes: afiches y consignas que hicieron historia
La mayor huelga de la historia francesa
El 14 de mayo, de repente, Francia se detuvo. La huelga duró varias semanas y fue seguida por hasta diez millones de trabajadores que reclamaban aumentos de sueldos y mejores condiciones laborales frente a la automatización de sus tareas.
No había trenes ni transporte público. Las grandes fábricas y los puertos estaban parados. Como faltaba la nafta, apenas circulaban los autos por las calles de París. Incluso pararon los empleados de cementerios y los militares tuvieron que encargarse de cavar tumbas y enterrar a los muertos.
Ante la grave crisis, el gobierno de De Gaulle no tuvo otra alternativa que sentarse a negociar.
El 25 de mayo, el primer ministro Georges Pompidou convocó a las principales organizaciones sindicales. Tras dos días de discusiones, el 27 de mayo firmaron los “Acuerdos de Grenelle”. Acordaron un aumento del 35% del salario mínimo y el reconocimiento de derechos sindicales y laborales.
Aunque tardó en darse cuenta de la magnitud del movimiento, el General De Gaulle retomó la iniciativa política. Tras un viaje de dos días a Alemania para asegurarse del apoyo del ejército ante el mando de las tropas francesas en Baden-Baden, el 30 de mayo anunció su permanencia en el poder y la disolución de la Asamblea Nacional.
Miles de seguidores de De Gaulle desfilaron entonces en París con carteles que decían "Abajo la anarquía" o "Francia a trabajar".
Poco a poco, en junio, las huelgas terminaron y las últimas fábricas ocupadas fueron desalojadas por la policía. En algunos casos, de manera violenta como en la usina de Peugeot en Sochaux, donde dos obreros murieron.
El 16 de junio, la policía evacuó la Sorbona. Cerca de las 20, los agentes encontraron a los últimos dos ocupantes, se trataba de una joven pareja que dormía en un aula. "Ni siquiera se habían dado cuenta de que la policía había tomado la Sorbona. Hubo que despertarlos para comunicarles la noticia. Totalmente desconcertados, siguieron a los policías y salieron libremente", relataba un cable de la agencia AFP de 1968. Llegó el verano y las vacaciones pusieron un freno al movimiento estudiantil.
La derecha ganó las legislativas del 30 de junio de 1968. Sin embargo, diez meses después, De Gaulle fracasó en el referendum al que había convocado para modificar la organización territorial del país y que, finalmente, se convirtió en un plebiscito sobre su persona. El "No" se impuso con un 52,4% de los votos y De Gaulle renunció al poder.
La herencia del Mayo Francés
Aunque fue efímero, el Mayo Francés tuvo repercusiones en los años posteriores y su fantasma impregna cualquier protesta estudiantil en Francia.
Según explicó el historiador Pascal Ory al semanario L’Express, el espíritu del Mayo del 68 resurgió en nuevos combates -el feminismo, el ecologismo, el anticonsumismo o el antirracismo- que se vieron "influenciados por perspectivas libertarias"
Aunque no se puede hablar de feminismo en 1968, la masiva participación de las mujeres en las protestas y el rechazo al autoritarismo patriarcal tuvieron un gran impacto en la década siguiente. "Estas movilizaciones cambiaron radicalmente los derechos de las mujeres, sobre todo con la ley de 1975 que legalizó el aborto", indicó la socióloga Julie Pagis.
Según Fize, el Mayo Francés fue sobre todo una "revuelta cultural". "Pasamos de una democracia autoritaria a una democracia más abierta", de una "sociedad de autoridad a una sociedad de libertad y de la sociedad del trabajo a una sociedad de ocio y realización personal".
El cuestionamiento del orden establecido provocó también cambios en la educación. "Gracias a Mayo del 68 hubo una importante evolución del sistema universitario y pedagógico en Francia. Antes, en las universidades las clases se impartían en grandes anfiteatros y solo el profesor tenía la palabra. Eso cambió, se introdujeron clases más pequeñas donde los estudiantes podían participar. Es un logro extremadamente fuerte ", aseguró Pagis.
Las voces conservadoras atribuyen todos los males de la sociedad moderna al Mayo Francés. El expresidente Nicolás Sarkozy pidió “dar vuelta la página del Mayo Francés” al que acusó de haber "liquidado la escuela del mérito y del respeto" y hasta de ser responsable de las “derivas del capitalismo financiero”. Lejos de esa visión, Pagis afirma que la mayoría de los manifestantes de '68 no renunciaron a su idealismo.
La socióloga, que hizo un trabajo sobre 170 familias de manifestantes, aseguró que más de la mitad tienen hoy actividades militantes y que muchos siguen participando regularmente de manifestaciones públicas. "Aún quieren, por diferentes medios, cambiar el mundo", aseguró.