Un terremoto de magnitud 7,7 convirtió en escombros ciudades enteras en Birmania, Tailandia y el suroeste de China. En este escenario desolador, las redes sociales se convirtieron en el depósito audiovisual de la tragedia. Las imágenes captaron a los edificios en el momento de su derrumbe y el terror de quienes filmaron con sus celulares la destrucción mientras corrían para refugiarse.
Las catástrofes climáticas que azotan al mundo entero están en un punto clave. Sus consecuencias son devastadoras y entre todos los videos del terremoto que causó estragos en el Sudeste Asiático, hay uno que reúne la tristeza en todo su espectro.
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Pasaron 24 horas de la furia geológica, y bomberos y policías trabajan en un intenso operativo de rescate. Ya es de día otra vez y es tanto lo que queda por hacer que un grupo de chicos decide buscar a sus seres queridos con sus propias manos.
Sacan uno por uno los ladrillos de un montículo que se formó a partir del derrumbe del edificio en el que vivían. Algunos tiemblan. Otros desesperan sus movimientos para no perder una milésima de segundo, y -casi todos- se detienen para llorar.

Los nenes tienen entre 6 y 10 años y uno de ellos se asusta cuando toca una mano en medio de las piedras. Es la mano de su mamá y él no está dispuesto a soltarla. Sabe que por la gran cantidad de escombros que cubren su cuerpo, será difícil sacarla de ahí. La mujer ya casi no tiene signos vitales, solo los suficientes para devolver a su hijo el apretón de manos.
“Mamá soy tu hijo. Estoy recitando Dhamma para vos (una oración de la religión india que habla de sostenerse unos a otros). Rezo en tu nombre para que vayas a un lugar mejor. Quedate tranquila que yo no voy a ir a ningún lugar al que vos no quisieras que fuera”, se lo escucha decir al nene, mientras se limpia las lágrimas sin dejar de sujetar la mano de su madre.
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Cientos de videos circulan anónimos en las redes sociales y la magnitud del desastre es tan grande que las historias se cuentan sin nombre y apellido. Porque las individualidades se borran con el primer temblor de la tierra y las identidades se mezclan para hacer frente al dolor colectivo.
El terremoto que provocó esta tragedia tuvo su epicentro en Birmania y dejó un saldo de más de 200 muertos y al menos 700 heridos en la región. En Tailandia, la situación fue calificada de emergencia nacional.
Las imágenes del desastre dieron la vuelta al mundo: calles llenas de escombros, rescatistas trabajando sin descanso y ciudadanos que escapan en búsqueda de un lugar seguro. La magnitud del sismo también provocó el colapso de hospitales en Birmania y el derrumbe de infraestructuras clave, como el Puente Ava en Mandalay.
En medio de la desesperación, los familiares de las personas atrapadas bajo los escombros esperan un llamado que les dé alivio. Y se aúnan en un mismo temor: que esa comunicación nunca llegue.