El 3 de junio de 2019, un policía de Baton Rouge, un pueblo de Luisiana, en Estados Unidos, atendió una llamada alrededor de las 3:30 de la madrugada en lo que parecía una jornada tranquila de trabajo. Sin embargo, escuchó la voz de un joven que, inesperadamente, hizo una escalofriante confesión: “Acabo de matar a mi padre”, afirmó Anthony Templet, de 17 años, quien se mostró apacible y dispuesto a seguir las órdenes de las autoridades.
Al llegar al lugar, los efectivos se encontraron con el chico sentado en el frente de su casa. No se resistió a la detención y se mostró obediente a cada indicación que le daban, incluso ya en la comisaría no se lo veía en un estado de angustia o de shock. Esta indiferencia generó sorpresa entre los investigadores, ya que su reacción era atípica para casos como este.
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En la indagatoria, el adolescente contó que la secuencia surgió cuando su padre, Burt Templet, entró a su habitación para revisarle el celular y verificar si había tenido algún tipo de contacto con su madrastra, de quien se había separado recientemente. Supuestamente, el hombre estaba borracho y en medio de un ataque de furia, razón por la que Anthony decidió esconderse en la habitación de su papá para evitar que lo golpeara.
Una vez encerrado, el chico buscó las armas que sabía que guardaba su progenitor, mientras él le gritaba “¿me vas a disparar?”, del otro lado de la puerta. Tras un breve forcejeo, la cerradura cedió y ambos se encontraron cara a cara, pero en cuestión de instantes, el joven disparó.
A pesar de la colaboración de Anthony para relatar lo ocurrido, los policías se encontraron ante un escenario desconcertante: el chico no tenía idea de cuándo era su cumpleaños ni sabía cuál era su dirección exacta. Además, su comportamiento los llevó a indagar aún más en su declaración, y todo derivó en una historia vinculada a un secuestro, una venganza y una vida llena de abusos y maltratos.
Un secuestro y una venganza
En 2019, Anthony Templet estaba lejos de ser como cualquier adolescente de 17 años: nunca había ido a la escuela, no sabía nada sobre su mamá, hermanos o abuelos, y su padre era demasiado sobreprotector con él, al punto de instalarle una aplicación en su celular para rastrearlo día y noche. Esto lo llevó a ser una persona aislada y retraída, hasta que se hizo amigo de una compañera de trabajo.
Ella se interesó por ayudarlo a indagar en su historia familiar con una especialista genealógica. Fue así cómo descubrieron que Anthony había sido secuestrado por su papá cuando sólo tenía 5 años. A partir de ese momento, el chico descubrió una versión muy diferente de lo que su progenitor le había contado durante toda su vida.
En principio, su mamá, Teresa Thompson, no era una alcohólica y drogadicta como él creía, sino que había sufrido violencia de género mientras estaba en pareja con Burt Templet. Fue justamente el nacimiento de Anthony el hecho que detonó situaciones aún más violentas, lo que la llevó a mudarse con su mamá y él cuando sólo era apenas un bebé.
Sin embargo, todo cambió años más tarde cuando un policía se presentó en la casa de los Thompson con un documento que afirmaba que la custodia del chico había sido concedida al padre. El trasfondo de esto fue que Templet viajó a otro estado para denunciar que su exmujer era adicta a las drogas y que, por ese motivo, no podía cuidar a su hijo. De esta manera, el hombre se fugó con el chico y se les perdió el rastro, y de nada valió que Teresa hiciera una campaña para dar con el paradero del pequeño.
La venganza de Burt hacia Teresa por haberse separado de él llegó al extremo tal que Anthony tuvo prohibido asistir a la escuela, tener amigos y llevar una vida medianamente independiente. Pese a ello, las cosas mejoraron un poco cuando su padre conoció a Susan, su segunda esposa, ya que ella se dedicó a cuidar del nene que, en ese entonces, ya tenía 11 años.
Susan le enseñó a Anthony a leer y a escribir, y algunos contenidos básicos, pero su marido desaprobaba estas actividades, lo cual llevaba a que tuvieran constantes peleas, muchas veces agresivas por parte de él. Seis años más tarde, el matrimonio se separó en malas condiciones, ya que Burt la golpeaba de manera frecuente.
La búsqueda de la verdad
Si bien Anthony creyó haber asesinado a su padre en el acto, la realidad es que el hombre sobrevivió a los disparos, aunque cuatro días más tarde, murió en el hospital. Esto provocó que la causa pasara a investigarse como homicidio en segundo grado, por lo que la situación judicial del joven se complicó.
A pesar de ello, los investigadores lograron reunir las pruebas y testimonios suficientes para determinar que el chico había sufrido una vida de maltrato y abuso por parte de su padre. De esta manera, la fiscalía confirmó que había actuado en defensa propia durante el tiroteo y la carátula del caso pasó a ser “homicidio involuntario”.
En 2021, lo condenaron a cinco años de libertad condicional, con la condición de que complete sus estudios, consiga un trabajo a tiempo completo y haga terapia con un profesional. En el caso de que cumpla con esos requisitos en ese plazo, su expediente se borrará.
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Tras la resolución judicial, Anthony pudo reunirse con sus familiares luego de pasar varios años sin saber nada de ellos. “Esto es más difícil que perderlo. Quiero ser su amiga, porque sé que ya nunca tendremos una relación madre e hijo. Eso se quedó en el pasado”, afirmó Teresa Thompson en declaraciones al documental de Netflix, “Acabo de matar a mi padre”, que relata la historia. Por su parte, el protagonista de esta trágica historia concluyó visiblemente angustiado: “Sólo quiero vivir una vida normal, ser feliz y seguir adelante”.