Los vegetales que llegan a nuestra mesa deshidratados son cultivados principalmente en Mendoza donde las condiciones del suelo y agua son óptimas para obtener buenas hortalizas.
En la localidad de Guaymallén, hace 50 años, Knorr inauguró una planta de deshidratación de vegetales que hoy es considerada como establecimiento modelo. Es más, es la única planta de deshidratación de la marca en el mundo.
El proceso es específico para cada hortaliza pero en general consiste en una secuencia de lavados, pelados, selecciones, cortados, secados, y envasados. En primer lugar, el lavado tiene por objetivo garantizar la limpieza de los vegetales, luego se cortan y se escurren para posteriormente pasar a la etapa de secado.
Esta última etapa consiste en introducir los vegetales en hornos de secado, donde reciben aire caliente y se logra disminuir el porcentaje de humedad hasta un 8%. Se trata de siete hornos semi continuos que hay en la planta y trabajan con 10 bandejas, donde circula aire caliente por su interior, provocando evaporación y reducción del líquido.
Ana Hermida, Brand Manager de Knorr, explica: “La deshidratación es un método de conservación natural de alimentos por el cual le retiramos la humedad a esos vegetales lo que permite que se puedan conservar por más tiempo manteniendo la calidad y el sabor con el que fueron cosechados”.
En esta planta deshidratadora, que está conectada con 10 fincas en Mendoza, San Juan y Córdoba, se deshidratan zanahoria, zapallo, espinaca, albahaca, repollo, puerro, tomate, ajo, papas, pimiento rojo, cebolla y batatas, con los que se elaboran los productos de la marca.
Por su ubicación en Mendoza, la importancia de esta planta repercute también en la generación de empleo y en la vida diaria de la comunidad. Entre fábrica y campo, son más de 400 familias las que se ven beneficiadas por la actividad productiva. Como resalta María Bulla, Gerente de Responsabilidad Corporativa de la marca: “Buscamos ser buenos vecinos, tenemos programa de articulación público privada para insertarnos en la comunidad llevando buenas prácticas, por ejemplo, a comedores comunitarios de la zona”.
Otro punto fuerte de la articulación tiene que ver con los agricultores que proveen a Knorr. En este caso, lo que se fomenta es la agricultura regenerativa. Esta filosofía de producción está basada en principios y prácticas agrícolas que generan impactos positivos en la salud del suelo, la biodiversidad, la calidad del agua, la resiliencia climática y la rentabilidad agrícola. Para ello, la compañía trabaja en alianza con el INTA, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, a través del cual se brindan herramientas, ciencia y tecnología para cultivar alimentos en armonía con la naturaleza.
De esta manera, los vegetales son cosechados con técnicas que cuidan la tierra y llegan a nuestra mesa deshidratados para mantener su calidad nutricional y sabor.