Frente al resto de sus pares regionales, Javier Milei cerró la cumbre del Mercosur en Buenos Aires y le entregó a Lula da Silva el mando de la presidencia pro tempore del grupo. En una convocatoria que no estuvo exenta de tensión, el mandatario argentino presionó al bloque y amenazó con dejarlo si no se avanza en una mayor apertura comercial.
“Emprenderemos el camino de la libertad acompañados o solos porque la Argentina no puede esperar. Necesitamos más comercio, más actividad económica, más inversión y más trabajo de manera urgente”, expuso el jefe de Estado argentino.
La advertencia de Milei, en realidad, responde a sus intenciones de avanzar hacia un pacto comercial con Donald Trump, que debería dar sus trazos finales en los próximos días.
Por eso, durante la cumbre del Mercosur, se dieron dos nuevos pasos en materia económica: por un lado, se incorporaron 50 productos a las excepciones del arancel externo común y también se anunció un acuerdo comercial con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés), que integran Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein.
La Argentina tenía 100 bienes exceptuados del arancel regional, por lo que ahora extenderá esa lista a 150. La excepción de productos del arancel común le permite a los estados parte del Mercosur comercializar de forma individual la tasa aduanera con otros países del mundo.
Por eso, esa medida se vuelve crucial para el Gobierno, que negocia con EE.UU. un acuerdo por los aranceles recíprocos. Si bien el detalle de esa lista de bienes aún se desconoce, se espera que allí se encuentren los productos que serán acordados con Trump.
“Facilita la negociación de la Argentina con Estados Unidos porque el Mercosur habilitó el proceso, pero en la práctica, la Argentina debería estar negociando más de 50 productos de arancel cero”, explicó una fuente del sector privado.
En la misma línea, Marcelo Elizondo, presidente de ICC Argentina y secretario de la Cámara Argentina de Comercio(CAC), explicó esos en esos productos los países tienen una “autonomía arancelaria” para negociar. “Con eso, la Argentina puede prometerle a Estados Unidos bajar el arancel a cero para los 150 productos. Antes no podía y ahora sí porque ese arancel es externo del Mercosur. Entonces, esta ampliación le da a la Argentina el derecho de bajar el arancel en la negociación con Estados Unidos”.
La fecha, además, no es casual. El mandatario estadounidense ya ratificó que el próximo miércoles 9 de julio finaliza el plazo de 90 días que impuso para la entrada en vigencia de los aranceles recíprocos que, en el caso de la Argentina, son del 10%.
Un acuerdo que busca traccionar inversiones
Por otro lado, el Mercosur también anunció un acuerdo de libre comercio con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) que pretende ser firmado en agosto. También se intenta cerrar negociaciones para futuros acuerdos con Emiratos Árabes Unidos, Israel, la India, El Salvador, República Dominicana y Panamá.
De acuerdo a la Cancillería, el entendimiento con EFTA permitirá dar “previsibilidad y seguridad jurídica para la radicación de inversiones” y alentará el comercio en ambas regiones.
La peculiaridad de los países que integran el EFTA, entre otras cosas, es que cuentan con algunos de los fondos soberanos más importantes a nivel global y de allí su atractivo para conseguir que ingresen capitales extranjeros.
“La inversión extranjera directa (IED) del bloque hacia el mundo se sitúa en el orden de los U$S 1,7 trillones (U$S1700 miles de millones). En Mercosur, la inversión extranjera directa de EFTA suma US$26 billones (U$S26.000 millones), en tanto que en la Argentina el stock de IED supera los U$S8 billones (US$8000 millones), lo que lo convierte en el quinto mayor inversor extranjero”. informaron fuentes oficiales.