Hoy, la Secretaría de Biotecnología volvió a ser Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca luego de que el Gobierno echara al encargado de esa cartera, Fernando Vilella, que había llegado al cargo de la mano del exjefe de Gabinete, Nicolás Posse, y es el funcionario número 50 en ser destituido.
Vilella fue desligado de su cargo después de hacer una gira por China para promocionar la venta de los productos argentinos. Como lo advirtió TN, el ahora exsecretario de Agricultura venía con el boleto picado.
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El vocero presidencial, Manuel Adorni, reconoció las diferencias entre Vilella y Luis Caputo: “Tal vez Fernando no podía alinear algunos objetivos con los que tenía el Ministerio de Economía y simplemente se busca eso, que cada funcionario esté alineado con los objetivos centrales, en este caso el que tiene Economía y que tenemos por el campo”.
El despido de este secretario fue dispuesto por Luis Caputo como un mensaje de fortalecimiento de su equipo en el medio de toda la historia del fantasma de Federico Sturzenegger.
El ministro de Economía reemplazó a Vilella por el número dos en la lista, Sergio Iraeta, quien hasta ahora era el subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal.
Iraeta es una persona de confianza. Tiene un vínculo familiar con Juan Pazo, que es el secretario de la Producción de Caputo.
¿Qué es lo que hay detrás de esta salida? La búsqueda de dólares. El campo no está liquidando. Hoy, el Banco Central solo consiguió US$20 millones, los ingresos son escasos para esta fecha, que debería ser una época de vacas gordas. Por suerte hay un saldo positivo que redondea los US$100 millones en lo que va de julio, pero es nada en función de lo que se esperaba.
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Los empresarios del agro hablaban con Vilella, pero sabían que no tenía ninguna influencia. El objetivo, al designar a una figura más conectada con Caputo, es armar un diálogo con los productores para ver si el campo finalmente empieza a liquidar.
Iraeta sería un interlocutor más válido para determinar qué es lo que pasa en la mesa de enlace, qué es lo que quieren los empresarios para empezar a liquidar, porque la escasez de dólares es un fuerte cuello de botella que puede complicar todo el plan de Caputo.