Muchas décadas antes de la irrupción del VAR, una Copa del Mundo se definió a través de un gol fantasma: la final entre Inglaterra y Alemania, en el Mundial de 1966, estuvo repleta de polémica luego de que Geoff Hurst marcara
un tanto en Wembley que no debió haber sido sancionado. La pelota, según se vio en las repeticiones, no ingresó de forma completa al arco. Ya en 2010, durante la cita máxima en Sudáfrica, los británicos sufrieron una dosis de su propia medicina en la reedición del duelo que, aquella vez, se disputó en los octavos de final. 44 años después, hubo revancha.
El gol fantasma en Inglaterra 1966: un partido con varios condimentos
El seleccionado de Inglaterra, dirigido por Alf Ramsey, tuvo una participación destacada en el certamen en el que fueron locales: consiguieron cuatro victorias y tan solo una igualdad antes de la instancia decisiva. En la final, los anfitriones debían verse las caras con Alemania Federal; los teutones no habían podido superar los cuartos en Chile 1962 y buscaban redimirse. El duelo tenía varios condimentos especiales; la Copa Jules Rimet todavía no había sido hallada tras el secuestro y se trató de la primera competición de ese calibre en transmitirse por televisión a color por satélite.
Alemania comenzó ganando en Londres de la mano de Helmut Haller, pero los locales se repusieron casi al instante gracias a una conquista de Hurst, el delantero del West Ham United y gran protagonista de la historia. Martin Peters anotó el 2-1 a quince minutos del pitazo final y, cuando parecía que los Leones se quedaban con el trofeo, Wolfgang Weber llevó el pleito al tiempo extra a los 89′.
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En la prórroga, el artillero inglés convertiría un tanto histórico: a los 101′, su remate golpeó el travesaño y picó en la línea, sin atravesarla enteramente. A pesar del reclamo de los germanos, que habían visto la jugada de forma clara, el árbitro suizo Gottfried Dienst convalidó el gol tras consultarlo con el juez de línea soviético Tofiq Bahramov. Sin capacidad de recuperación, los alemanes sufrieron una última puñalada del hombre que consiguió un hat-trick en la instancia decisiva. El partido definitorio había sido injusto y con polémica.
Un informe científico de la Universidad de Oxford, publicado en 1995, dilucidó que el balón no había ingresado tal y como lo estipulaba la Regla 10 de la normativa de la FIFA. Los propios jugadores fueron consultados con diversos medios de comunicación y la gran mayoría respondió “Ya lo sabía”. Lo que nadie esperaba era que, 44 años después, una situación similar se produciría en Sudáfrica.
Alemania llegaba a aquel torneo como uno de los máximos candidatos luego de un proceso comenzado por Jürgen Klinsmann y continuado por Joachim Löw, el entrenador del conjunto europeo. En los octavos de final, debían enfrentar a un Inglaterra que venía de capa caída y que había logrado ganar solo uno de los tres partidos de su grupo. De todas formas, el pleito fue más parejo de lo esperado hasta que ocurrió un hecho insólito.
El gol fantasma en Inglaterra 1966: la reedición de la polémica en Sudáfrica
Miroslav Klose puso el primero a los 20 minutos, pero ninguno de los dos conjuntos mostraba superioridad en el campo. Diez minutos después, Lukas Podolski amplió el marcador, pero Matthew Upson descontó a los 37′. Casi de inmediato, Frank Lampard capturó una pelota sobre la medialuna del área y sacó un latigazo que se coló por encima de Manuel Neuer: a pesar de que la pelota traspasó la línea por varios centímetros -y que el propio mediocampista del Chelsea salió a celebrar-, el uruguayo Jorge Larrionda no dio la conquista por válida.
Con el golpe anímico consumado, Alemania sentenció su ventaja con dos tantos más de Thomas Muller en el complemento. Tiempo después, el juez daría a conocer su versión: “Fue muy difícil la apreciación de la situación. La realidad es que nosotros estamos focalizando la jugada sin saber qué va a pasar. El asistente siempre va a estar con el último defensa y estaba donde tenía que estar. Yo nunca pude ver dónde picó el balón”. Mismos rivales, dos polémicas distintas.
